“La política educativa no dice que no puedes reprobar a un alumno, lo que sí te dice es que si los promedios de tu salón bajan, te quitan presupuesto o no dejan participar en programas y proyectos; por eso caemos en un problema sistemático corruptivo, en el que optamos por pasar a todos para que nos ayuden económicamente”, resalta la coordinadora del Programa Universitario de Estudios Transfronterizos para el Desarrollo, Andrea Mena Álvarez.
Consecuencias
En la plática organizada por la Secretaria Ejecutiva del Sistema Anticorrupción del Estado de Chiapas (Sesaech), Mujeres por la Integridad en Chiapas; hablando de integridad en la educación, la docente agregó que se ha vuelto una práctica pasar a todos los alumnos a razón de obtener mayores apoyos económicos, lo cual puede representar afectaciones a los jóvenes e infancias.
“La educación se pervierte por tener un techo nuevo y baños, pero es un problema sistémico, necesitamos grandes soluciones y sobre todo maestros íntegros que puedan decir qué está bien o qué está mal, sin juzgar al alumno”, exclamó.
El reto, dijo, es personal y político, pues no se puede perder el tiempo en procesos sistémicos y descuidar a la niñez y juventudes; la integridad, explicó debe ser el timón en los procesos educativos.
“Necesitamos ver a la integridad como el nivel más alto de la ética y a la par de la empatía; se trata de conocer y respetar al otro”, recalcó.
Contexto difícil
Sostuvo que la juventud se encuentra inmersa en un contexto difícil y la familia necesita estar inmersa en los trabajos de educación diarios.
“La ausencia de la familia se ve, porque mamá y papá realizan doble trabajo a falta de la economía en el hogar; la sociedad, la calle o las redes sociales son las que están educando a nuestros hijos, por eso la integridad debe ser enfrentada como un gran reto que no se puede postergar”, concluyó.