Máscaras de plástico desplazan a artesanales

A más de 32 años de dedicarse el arte del tallado de madera, don Mariano Venturino Champo nunca se imaginó que las máscaras artesanales que elabora para la tradicional Danza del Calalá, estuvieran siendo desplazadas por imitaciones hechas a base de plástico.

Desde su taller, don Mariano comenta que una máscara de madera, pequeña y sencilla, toma alrededor de medio día en ser elaborada y se vende en 300 pesos; mientras las más sofisticadas tardan hasta una semana es ser terminadas y su valor puede llegar hasta los seis mil pesos.

Sin embargo, las máscaras de plástico se pueden adquirir entre los 30 y 60 pesos, lo cual además de ser una competencia desleal para los artesanos, podría acabar con un oficio que ha perdurado por décadas.

En algunos mercados de Tuxtla Gutiérrez se puede adquirir máscaras de plástico, tanto de las que se emplean en la mencionada danza, como en otras festividades, como es caso del baile de los parachicos.

Éstas son provenientes de la Ciudad de México, que llegan a su vez de los países de China y Japón, reproducidas sin el consentimiento de los artesanos, según fuentes extraoficiales.

Don Mariano comentó que dicha problemática se debe al abandono y desatención con quienes tienen que ver con la promoción de la cultura y las artesanías a nivel municipal, lo que ha originado el impulso de mercancías baratas, endebles y sin producción artesanal.

“Me he encontrado con la piratería de las máscaras, hechas de carey y hule, idénticas a las de los parachicos; las he visto en los mercados. Me han dicho (los vendedores) que las consiguen muy baratas en la Ciudad de México. Son idénticas aunque no con la calidad con la que aquí las hacemos, pero quitan venta”, enfatizó.

Agregó que esta situación es injusta porque como artesano tiene registrado su taller ante Hacienda, donde incluso por muchos años facturó.

Por ello le parece “increíble” que los gobiernos permitan la entrada de una competencia desleal, un mercado irregular.

Actualmente algunos de los hijos y nietos de don Mariano de dedican a este arte. Todos los días trabajan y realizan algunas máscaras, que son vendidas a particulares o grupos culturales; pero ahora este oficio podría peligrar para sus descendientes.

Recuerda que las primeras máscaras que fabricó fueron de parachicos, las cuales eran hechas a base de cáscara de calabaza y dos olotes, “que figuraban a un toro”. Posteriormente fue perfeccionando su técnica, la cual le permitió trabajar otro tipo de figuras.

Don Mariano hizo un llamado a las autoridades a dar un mayor apoyo a los artesanos de Suchiapa, pues además de ser una forma de ganarse la vida, son quienes preservan las tradiciones y costumbre de los antepasados, tanto de ese municipio como del resto del estado.

Actualmente don Mariano fabrica máscaras de parachico, de jaguar y de otras 29 figuras representativas del mismo número de municipios. En su trayectoria de competencias se encuentra un primer lugar a nivel mundial en exposición de este rubro, celebrada en 1991 en Estados Unidos.