“Me quitaron el derecho de ser papá”
José Luis Ochoa es fundador de la organización “Niños huérfanos de padres vivos”. CP

José Luis Ochoa tenía ocho años de edad cuando secuestraron a su padre, entonces no entendía lo que sucedía y su familia excusó esta ausencia con un viaje. Un día, viendo la televisión local, apareció la imagen de su padre con una ficha de búsqueda.

Entonces su madre les confesó a él y a su hermana mayor que su progenitor había sido secuestrado. A pesar de los intentos que hubo para pagar el rescate, nunca volvió a verlo; “ese día me prometí que nunca estaría lejos de mis hijos, porque con la ausencia de la imagen paterna, conozco las afectaciones que sufrimos cuando tenemos esa ausencia, esa falta”, relata.

Pero la vida transcurrió, hasta que en 2013 nació su primer hijo, y tres años después fue acusado por su expareja de narcotráfico, portación ilícita de armas y delincuencia organizada.

“Por lograr un cambio económico, me quitó la posibilidad de ver a mi hijo, me lo quitó una semana, luego por seis meses y hasta el día de hoy ha sido una lucha incansable”, dijo al tiempo de destacar que ninguna acusación le fue comprobada.

Denuncia por supuesta violencia

En 2021, la madre de su hijo nuevamente lo denunció por violencia familiar, esto “cuando ya ni vivíamos juntos”. Después de dos años de juicio se determinó la no vinculación a proceso; “ella sabía que era una denuncia falsa”, sostuvo.

A pesar de que no lograron acreditar el delito, la jueza de lo 1.º Familiar, Claudia Lucía Domínguez Acuña, le negó la posibilidad de acercarse a su hijo durante todo el proceso legal.

Para que volviera a verlo en el Centro de Convivencia Familiar (Cecofam), pasaron más de tres años, y “mi hijo ya estaba alienado, pensando en que no lo quiero, que no me preocupo ni lo busco, me lo decía”.

Posteriormente, José Luis logró la convivencia libre luego de un proceso bastante manipulado, “pero con amor mi hijo se fue integrando y a la fecha el juez Antonio Maza, nuevamente, no me autorizó verlo este Día del Padre”.

José Luis relata que ha sido una lucha complicada, pues en seis años ha sido la primera vez que tiene la posibilidad de hacer la solicitud, “antes ni para Navidad, ninguna fecha especial, quitándole a mi hijo su derecho con base en el interés superior de la niñez”.

“Niños huérfanos de padres vivos”

Para José Luis es necesario que esta situación se detenga, pues reconoce que el más afectado es el pequeño de nueve años, a quien nota “muy triste, bastante ausente y me reclama que no lo quiero, cosas que le metieron en la cabecita, pero que con amor hemos ido rompiendo”.

Recuerda que en junio de 2021, desesperado y cansado de su situación, decidió manifestarse y expresó su inconformidad por el manejo del proceso, pues —en sus propias palabras— los jueces le quitaron el derecho de ser padre por falsas denuncias.

“Ella (su expareja) nunca tuvo pruebas contra mí”, señaló José Luis.

No se quedó callado e inició una protesta, incluso por redes sociales a partir de un video que fue compartido en medios de comunicación. Tras ello, usuarios de diversas plataformas “y varias familias me comenzaron a contactar”.

Entonces inició la conversación con otras personas víctimas; se reunieron y formaron un grupo para exigir la revisión de los expedientes, a fin de que se prioricen atendiendo el interés superior.

Origen de la asociación

Al ver que eran muchos, decidieron integrar la asociación “Niños huérfanos de padres vivos”, donde ya son más de 150 personas —en su mayoría conformada por hombres—, quienes se encuentran en un proceso ante la autoridad “por amor a nuestros hijos”.

“Usamos la palabra huérfano porque son niños que no tienen a sus papás físicamente, pero aquí los juzgados los dejan huérfanos aunque nosotros estemos vivos; es un sentimiento el nombre de la asociación”, explicó José Luis.

Y agregó: “Los daños del menor pueden ser irreversibles, por eso exigimos que prioricen los intereses del niño, que los jueces se acaten a derecho, que sean imparciales y no se dejen llevar por caprichos”.

“La buena y el malo”

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) determina que la alienación parental se refiere a la conducta llevada a cabo por el padre o la madre que conserva bajo su cuidado al hijo y realiza actos de manipulación, con la finalidad de que el menor de edad odie, tema o rechace injustificadamente al progenitor que no tiene su custodia legal.

“El tema de la alienación parental se ha pensado de manera más frecuente en casos de separación de parejas y divorcio; sin embargo, es posible identificarlo en parejas que aún no han iniciado ese proceso”, señala la CNDH.

La terapeuta de contención, Nalleli Pascacio, explica que la alienación parental resulta en un contexto insano para la niña o el niño, “y el vínculo que se genera con los padres, es el vínculo que se reproduce con sus relaciones interpersonales: amigos, profesores, pareja, etcétera”.

No se trata solo de la niñez —agrega—, sino de todo lo que se construye en la vida adulta, “por eso es tan tremendo esto de la alienación parental y que el niño viva dividido, [puesto que] no tendría por qué elegir, ni ver a uno bueno y al otro malo”.

Pascacio hace hincapié en la importancia de que las infancias tengan el derecho y la oportunidad de amar a sus dos progenitores por igual, “que nadie hable mal de nadie y convivir con quienes le dieron la vida”.