Adolfo Abosaid/CP
Tuxtla Gutiérrez no solamente es la ciudad donde se concentran las principales demandas y manifestaciones de grupos sociales, también es una ciudad que guarda cultura y tradición, como ejemplo el Mesón del Quijote, un restaurante que ha sobrevivido durante 31 años en la capital y ahora está en manos de Lázaro Delfino Verdugo Morales.
Él describe que las palabras claves para que la tradición continúe son la responsabilidad y amabilidad para atender a quien solicite el servicio; la venta de asados en sus múltiples variedades se extiende hasta la madrugada.
Aunque el restaurante es pequeño, la población acompaña su deleite con los cuadros que se encuentran apostados en la pared; unos más grandes que otros. “Algunas pinturas ya tienen rato, algunas son nuevas”, agrega.
Bajo una lluvia incesante, describe que tuvo 20 años como trabajador y 11 años como propietario del restaurante. Una de las principales características que tiene el lugar son los incontables cuadros del personaje Don Quijote de la Mancha, que hace referencia a uno de los personajes más conocidos en toda la literatura universal; obra maestra que fue creada por Miguel de Cervantes Saavedra.
Precisa que, además de carnes, él le vende un buen trato a quienes llegan. El lugar se ha vuelto tan popular, que algunas personalidades muy reconocidas lo han visitado. Es es una empresa familiar, compuesta de seis personas.
Un par de mesas adornan el inmueble, de maderas y muy sencillas; la tradición se fortalece con la sazón del lugar. Sonríe, porque sabe que no todo ha sido sencillo, en el 2016 enfrentaron un embate importante, estuvieron a días de bajar las cortinas y terminar con el negocio que se encuentra sobre la avenida principal de Tuxtla Gutiérrez.
-¿Porqué pensó en cerrar el negocio?
Levanta la mano y ordena a sus colaboradores la atención para los clientes. En el 2016 el plantón de labores de cuatro meses que instaló el magisterio los llevó al límite, porque las ventas disminuyeron de manera significativa; al lugar, dice, han llegado familias enteras, desde el abuelo hasta los nietos. Asegura que la población se van satisfecha con el servicio y ese es el mejor premio. “Estábamos tirando la toalla, ya no podíamos, ya no salía”. Aunque es un lugar muy demandado, explica, aún no tienen registro de cuantos platillos venden en un buen día, porque hay personas que consumen desde un taco o una taza de café, hasta quien disfruta de un filete.
-¿A qué personaje popular recuerda? Hace un espacio en la entrevista para comentar que adquirió el negocio con algunos ahorros y préstamos familiares. Recuerda que algunos grupos musicales ha arribado al inmueble, aunque la sorpresa mayor se la llevó seis años después del levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), cuando el Subcomante Marcos llegó a comer y dejó un mensaje en la mesa, asegura.
Clientes
Esa noche platicamos con Víctor Hugo Córdoba, quien relató que tiene varios años acudiendo a degustar los alimentos al Mesón del Quijote, porque se trata de un lugar agradable y que no discrimina a ninguna persona.
En medio de la mesa le acompaña su familia. Esa noche prefirió los tacos de filete con frijoles refritos; lo más importante que describe, es que en realidad no solamente se disfruta de un buen servicio, sino también se fomenta la economía local, que combaten a las grandes cadenas comerciales de alimentos. Don Lázaro Delfino se despide de los todos, levanta la mano en señal de que ha sido una noche buena, es momento de descansar, de prepararse para el siguiente día.