México y su historia con los sismos

El terremoto de 1985 fue un parteaguas para el estudio y monitoreo de los sismos en México, desafortunadamente la sismología evolucionó a partir de una tragedia que marcó miles de vidas y se llevó otras más. Desde ahí, gobierno y universidades comenzaron a instrumentarse e investigar el tema.

Avith Mendoza Ponce, profesora-investigadora del Instituto de Investigación en Gestión de Riesgos y Cambio Climático de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), comentó que, a partir de esa fecha, se instalan más estaciones, porque habían muy pocas.

El Servicio Sismológico Nacional (SMN) se fundó en 1910, pero después llega la revolución y se frenó por mucho tiempo la investigación en la materia. La evolución fue lenta, antes las maquinas de monitoreo eran bastante grandes y hoy día los sismógrafos son pequeños.

Alrededor de 2004 comenzó la instrumentación moderna y actualmente el SMN cuenta con 62 casetas sismológicas, aunque son pocas considerando el gran territorio de nuestro país. Japón, por ejemplo, cuenta con más de mil sensores, además de muchos sismólogos, de los cuales se carece en México.

Sismos muy fuertes

Explicó que el sismo de 1985 involucró a la placa Norteamericana y la placa tectónica de Cocos, en un movimiento de choque y subducción, que es cuando una se hunde, se atoraron por muchos años y al vencerse la fricción se liberó gran cantidad de energía.

La magnitud fue de 8.1, con una profundidad de 15 kilómetros, el epicentro fue cerca de las costas de Michoacán, fue muy temprano el 19 de septiembre. Un caso totalmente diferente fue el movimiento registrado en la misma fecha pero de 2017, en los límites entre Morelos y Puebla.

La profundidad fue de 51 kilómetros, lo que fue poca distancia para que la alerta sísmica de la Ciudad de México se hubiera activado con más tiempo. En el 85, si hubieran contado con este sistema, se podría evacuar a tiempo, porque eran más de 300 kilómetros de distancia entre el epicentro y la capital mexicana.

Los dos sismos, aunque comparten el mismo cumpleaños, son de distinto tipo, a profundidad relativamente similares, aunque los dos afectaron a la capital del país, que generalmente se ve afectada por los sismos de las costas del Golfo y de Oaxaca.

Terremoto del sureste

En el caso del terremoto que se registró en en Istmo de Tehuantepec y que afectó a Chiapas, el 7 de septiembre también de 2017, indicó que es muy similar al del día 19.

Fue muy particular porque generalmente este tipo de movimientos tienen pocas replicas, pero se registraron miles.

A los 15 días se tenían más de cuatro mil 300 réplicas, lo que fue un caso extraordinario en México, aunque en el mundo sí se ha observado un panorama igual. A la fecha sigue arrojando datos interesantes en las investigaciones.

La sismóloga explicó que la profundidad influye en la intensidad en que se sienten los sismos en la superficie. Para que no afecte tanto un sismo lo mejor es que esté muy profundo, cuando se dan entre cero y 20 kilómetros son más peligrosos, estos se asocian a fallas geológicas.

Cultura de prevención

La doctora Mendoza Ponce, indicó que la responsabilidad de los mexicanos es entender que vivimos en una región con alta actividad sísmica, que debemos participar en los simulacros que hacen las autoridades de Protección Civil cada año, tener un protocolo en casa y en el trabajo. También, debemos saber la calidad de nuestra vivienda y dónde está construida.