“Vengo de Venezuela, mi objetivo primeramente es el que Dios me ponga, sobre él no puede pasar nada; para mí llegar a Estados Unidos, es mi deseo llegar, porque tengo a mi esposa embarazada; vengo por un mejor futuro, un mejor futuro para mis hijos”, comparte Jean José Rivas Lugo mientras espera en Plaza Las Américas una oportunidad de poder continuar con su camino.
Comenzó su caminar por Sudamérica y Centroamérica desde el pasado 1 de mayo, Día del Trabajador en Venezuela, y desde hace unos 20 días está en México.
Comparte que la causa que lo orilló a salir de su país es que no hay insumos médicos, tampoco hay escuelas (educación), pero sobre todo la cuestión económica, “ya que en Venezuela mensualmente se ganan entre 30 y 40 dólares, y eso para una familia no alcanza para nada, ni para una sola persona. La verdad, eso fue lo que me motivó a salir de mi país, ya que es un país hermoso, tiene su grandeza y todo, pero, pues, lo hago por el futuro de mis hijos”.
Jean José Rivas comenta que desde los 18 años era administrador de un bar, del cual su amigo era propietario, y ahí permaneció con ese trabajo hasta los 27 años.
Aunque comparte que en su caso no le tocó la escasez de alimentos, pues él vivía en una zona fronteriza con Colombia, específicamente en Maracaibo, lo cual le permitía conseguir alimentos por medio de traficantes de alimentos conocidos como “bachaqueros” (comerciantes del mercado negro), aunque a un costo mayor que el del promedio.
Sobre el camino hasta ahora, comparte que ha habido riesgos elevados, incluso quedando al límite y tomando decisiones entre la vida y la muerte.
“El Darién de la muerte”
“Duré tres días en la selva, me enfrenté con el río crecido, hubo una noche que me arrastró… Estoy vivo por milagro de Dios; choqué con una piedra y logré salir de la carpa, junto con mi familia.
“Fueron desde las 12:00 de la noche hasta las 6:00 de la mañana, y pues quedamos sin nada, sin ropa, sin pañales, sin nada, sin comida, perdí todo, teléfono, plata. Perdí todo.
“‘El Darién de la muerte’, porque prácticamente uno ve más muertos que animales, cosa que es harto difícil… es harto, duro, duro. Sonará ordinario, pero eso es de vivirlo nada más”, comparte.
Comenta que la comunicación con sus familiares en Venezuela se ha complicado, porque a veces no hay quién les preste un teléfono por la desconfianza que esto genera, y algunas veces no hay internet.
Confiesa que su meta es llegar a los Estados Unidos, porque piensa en un mejor futuro para sus hijos.
Aunque también pasa por su mente la opción de establecerse en México o Canadá, ya que luego de 20 días no ha conseguido los medios para poder continuar con su camino; sus familiares en Venezuela confían en que él y su familia logren establecerse en Estados Unidos para poderlos ayudar.
Comparte que lo que busca es llegar a la ciudad de Monterrey y Piedras Negras, Coahuila, y de ahí buscar pasar a los Estados Unidos.