Modelos educativos no coinciden a la realidad

Muchos de los modelos pedagógicos que se incorporaron en el primer semestre de suspensión de clases por la pandemia en 2020, estaban descontextualizados o estaban respondiendo a características culturales educativas idiosincráticas distintas, por lo que en muchos casos el lenguaje no correspondía al de las familias y estudiantes.

Esto lo manifestó Carlos Rincón Ramírez, profesor investigador Conacyt en la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), al referir que el confinamiento provocó una grave problemática en la educación. Hubo una incapacidad de las políticas públicas educativas para responder con inteligencia a la necesidad de estar preparados a la transformación de los espacios educativos.

Indicó que con los efectos de la pandemia se hablan ya de cinco modelos pedagógicos: educación híbrida, que es la fusión de lo virtual con lo presencial; educación presencial, la cual se mantuvo principalmente en las comunidades marginadas; turismo pedagógico, que es a través de la entrega de cuadernillos sin práctica docente; educación virtual, por medio de plataformas tecnológicas; y educación a distancia, por telesecundaria y telebachillerato.

Particularmente, en Chiapas, el impacto negativo de trasladar la escuela a la casa y el aula a la conectividad, con las clases en línea o virtuales, ha sido mucho más desastroso para los procesos de enseñanza, debido a que ya presentaba un alto índice de rezago educativo y dificultad en el acceso a internet.

En localidades rurales, las agencias municipales y ayuntamientos debían adaptar espacios con internet para los estudiantes, mientras que otros buscaban espacios diversos, como parques e incluso cantinas, únicos con conectividad en su comunidad. Tenían que hacer de todo para poder seguir con las clases.

Refirió que para los maestros fue complicado el trasladar sus clases a lo virtual, en el proceso de prueba y error, pues cuando los alumnos se desconectaban algunos no entendían que era por la pésima conectividad que existe en algunas regiones. Estas dificultades afectaban el proceso de aprendizaje y no había forma de saber si los estudiantes realmente aprendían.

Con el traslado de la escuela a la casa se empezaron a generar conflictos familiares, ya que muchas de las familias sólo tenían un dispositivo digital y más de un niño en edad escolar, también por ver quién se hacía cargo del acompañamiento de los alumnos. Hubo crisis emocionales, frustraciones por problemas económicos y bajo rendimiento.

El investigador refirió del “pedagocidio”, un término acuñado recientemente en la pandemia, que hace referencia a la deshumanización de los procesos educativos por una modificación total de las prácticas pedagógicas y sociales, provocando una generación desencantada con la educación.