En un municipio donde el 70 % de la población vive en pobreza extrema y el acceso al agua potable es un privilegio, un grupo de mujeres ha tomado las riendas para transformar la realidad. María Luisa Gómez y Rosa Torres Domínguez, integrantes de la Asociación de Patronatos del Municipio de Sitalá (Apams), lideran desde 2019 un movimiento que no solo busca llevar agua a sus hogares, sino también romper con los roles de género en una sociedad profundamente patriarcal.
Liderar en entorno machista
La Apams, respaldada por la organización Cántaro Azul, enfrentaron resistencia inicial por parte de sectores de la comunidad que cuestionaban la capacidad de las mujeres para dirigir proyectos comunitarios.
“El reto que tenemos dentro de la comunidad, es que es difícil que te acepten como mujer líder, vas a tomar decisiones y a decir cosas que a algunos les molesta o no lo vean bien, y el mensaje es no dejarnos intimidar, pues todas las mujeres porque tenemos el valor y derecho de hablar, y decidir”, destaca Luisa Gómez.
Ambas destacan la importancia de priorizar el acceso al agua para las generaciones futuras y garantizar que los niños no tengan que faltar a la escuela para buscar el vital líquido. Además promueven que las mujeres participen en las reuniones de los patronatos.
Del manantial al tanque
Algunos de sus logros, fue conseguir un tanque de almacenamiento de 10 mil litros, que ahora se llena con agua del manantial. Este ha sido un paso crucial, pero queda mucho por hacer, pues las mujeres de Sitalá siguen trabajando en la exigencia de agua suficiente y segura para sus familias y comunidades.
Sin embargo, este logro supuso más tiempo para dedicar a sus hijos y menos riesgos, pues por años, para llevar agua a sus hogares, niñas, niños y adolescentes acarrearon por varios kilómetros el líquido desde el manantial más cercano, con volúmenes que apenas le servía para cubrir algunas de sus necesidades.