Itzel Selena Blanco y Diana Laura Ovando son mujeres soldado integrantes de la VII Región Militar, cuyas historias han sido ejemplares tanto para sus familias como para el país.
En el marco del 107 aniversario del Ejército Mexicano, las soldados mencionaron que poco a poco se han roto los estereotipos de género dentro de una de las instituciones de seguridad más importantes del país.
Ambas han participando dentro de movilizaciones de asistencia para la población y de seguridad, lo que ha hecho que sus familias se sientan orgullosas de ellas.
Madre y soldado
La soldado Itzel Selena Blanco tiene 25 años, su meta para entrar al Ejército fue por medio del ejemplo de su familia, ya que varios de sus integrantes pertenecen a las Fuerzas Armadas.
“Tengo familia en el medio militar, me inculcaron los valores para poder entrar. Para mí es un orgullo el hecho de representar a las mujeres y que sepan que nosotras podemos hacer lo mismo”, mencionó.
Blanco comentó que para ella el único obstáculo que enfrentó fue el no tener a su familia cerca.
“Yo no tuve ningún impedimento en entrar, es complicado porque cuando uno tiene hijos y se separa cuesta mucho, pero la cuestión es querer hacer las cosas”, añadió.
La soldado Blanco es madre de un niño de seis años, quien le ha comentado que se siente orgulloso de su madre y su aspiración es ser piloto aviador.
“Es un poco complicado, ahora es más posible alcanzar nuestras metas y mandar la tropa. Por las mañanas nos levantamos a la lista de diana, nos armamos y nos ha tocado participar en el plan DN-III-E. Es un orgullo servir a mi país y mi gente”, finalizó.
El Plan DN-III-E ha sido uno de los más exitosos para incluir a mujeres, ya que este Plan de Auxilio a la Población Civil en Casos de Desastres tiene el objetivo de realizar tareas de auxilio a la población civil afectada por cualquier tipo de catástrofe.
Sacrificios
A su vez, la soldado Diana Laura Ovando de la Cruz tiene 25 años, dejó una carrera profesional por dedicarse a las armas y defender a su país.
“Me siento orgullosa y llena de satisfacción con este trabajo. Me encantó ver a los soldados cómo iban armados y apoyaban al país, por eso dejé la carrera”, señaló.
Además, reiteró que las mujeres ahora tienen más accesibilidad de entrar al Ejército, al mismo tiempo que pueden tener puestos altos.
“El obstáculo principal es el familiar, aprendes a desapegarte de ellos porque te mandan a otros lados. Es diferente pasar de ser persona civil a un mando militar, nos cuesta un poco porque cambia todo”, manifestó.
Ovando de la Cruz mencionó que tienen familiares en la Marina-Armada de México, pero ella es la primera que entra directo al Ejército.
“La compañía nos ha llevado a un desempeño mejor de nuestro trabajo, a veces cuando nos sentimos solos nos damos ánimo y aplicamos el espíritu de cuerpo. El Ejército somos todos”, comentó.
La soldado también reiteró el orgullo y satisfacción que le representa servir a la patria e invitó a todas las mujeres que quieran formar parte del Ejército, Fuerza Aérea o Marina-Armada, a intentarlo.
“Invito a todas las mujeres a entrar, es un trabajo noble, con muchos beneficios, hay que echarle ganas porque las puertas están abiertas”, finalizó.