“Históricamente, no podemos decir que exista la música prehispánica, sin embargo, todos sabemos cómo suena”, expone el etnomusicólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Félix Rodríguez León, quien explicó que hay un imaginario y una reconstrucción musical a partir de los descubrimientos arqueológicos a través de las fuentes documentales históricas y la preservación de la música autóctona de los pueblos originarios.
En el concierto-conferencia “El imaginario de la música prehispánica y exploración sonora contemporánea”, organizado por el Centro Chiapas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el docente explicó cómo se ha construido el imaginario de la música precolombina.
En un primer momento, resaltó que antes de la llegada de los españoles “nuestro extenso territorio era vasto en culturas que confluyeron en diversas etapas históricas”, por lo cual “seguramente hablaríamos de distintos géneros musicales y una gran variedad de música”.
Aclaró que la arqueología ha ayudado a visibilizar que “hay instrumentos propios de una región”, los cuales arrojan “datos concretos” como los materiales, con lo que se logra una aproximación a las sonoridades y los timbres que usaban los antiguos mexicanos.
A pesar de ello, los datos son insuficientes, puesto que no hay registros como partituras o escrituras musicales que nos acerquen a los ritmos y tonalidades que se practicaban hace más de 500 años. Sin embargo, hay crónicas de la conquista que remiten o dan pistas de la importancia de la música, pues demuestran algunos ritmos.
La otra forma de dar una idea del sonido de la música prehispánica es el acercamiento con “las músicas indígenas actuales”, porque si bien estas “tienen 500 años de contacto y desarrollo”, e inclusive si un grupo no hubiera tenido contacto, “aun así en 500 años sería difícil sostener aquello que se escuchaba medio milenio antes por las dinámicas propias de cualquier tradición”.