Nacimiento navideño en Chiapas va en detrimento

Los nacimientos pueden ser elaborados de distintos materiales. CP
Los nacimientos pueden ser elaborados de distintos materiales. CP

En un rincón cada vez más vacío de los hogares chiapanecos, entre luces de colores y árboles sintéticos, desaparece lentamente una tradición medieval: el nacimiento navideño.

Roberto Ramos Maza, geógrafo y promotor cultural con más de 40 años de trayectoria en la entidad, alerta sobre el preocupante retroceso de esta costumbre que, asegura, es mucho más que una decoración: es un fenómeno histórico, religioso, artístico y social en riesgo de diluirse.

Una tradición con raíces

Ramos Maza recuerda que el origen de esta práctica se remonta a la Europa de la Baja Edad Media, específicamente a San Francisco de Asís.

“Él es quien populariza esta costumbre. Se cuenta incluso que la primera representación que él hizo fue con personas y animales vivos y una escenificación en vivo”, explica el especialista.

Esta tradición cruzó el océano y en México echó raíces profundas, adaptándose y floreciendo en el arte popular. “El arte popular en México la ha expresado de muchas maneras. Hay nacimientos de muchos materiales: barro, madera, cartón, hoja de maíz para representar esa escena central. Ahí confluye lo religioso, lo histórico, lo artístico y lo artesanal”.

Un retroceso palpable en los hogares

Sin embargo, el experto observa un declive marcado. “Antes, prácticamente todas las casas ponían un nacimiento, aunque fuera muy sencillo. Ahora, en las casas de familiares o amigos, ya es muy difícil encontrar uno”, lamenta.

Este fenómeno no es aislado. Ramos Maza lo vincula directamente con la desaparición de rituales comunitarios tradicionales, como las “nacidas de niño” en Tuxtla Gutiérrez, celebraciones donde el pesebre era elemento central.

“Antes era común recibir invitaciones a ‘nacidas’ entre diciembre y enero. Ahora es raro. El nacimiento era necesario para esos ritos, y al perderse uno, se debilita el otro”.

Las causas: modernidad, confusión y pérdida de significado

El promotor cultural enumera varias razones para este retroceso. En Chiapas, señala cambios internos dentro de las prácticas religiosas como un factor muy amplio e importante.

A nivel general, apunta a la preferencia por “adornos más modernos” y a una peligrosa confusión. “He visto que en muchos lugares ponen un pino navideño en lugar de un nacimiento, que no es lo mismo”.

Para Ramos Maza, el núcleo del problema es la pérdida del sentido original de la celebración. “La costumbre del nacimiento es europea, para empezar. La cuestión no es el origen, sino que hay una pérdida de la idea central. Se volvió solamente la fiesta, muchas veces sin la reflexión de lo que significa”.

Ese significado, subraya, es el nacimiento de Jesús como Mesías, el corazón narrativo de la Navidad que dos de los cuatro evangelios relatan. “Se pierde una celebración muy bonita, llena de sentido, que además cohesionaba a la comunidad. Eso es lo que yo lamentaría”, afirma.

Un ciclo festivo completo que se desdibuja

La merma no se limita al pesebre. Ramos Maza extiende la alerta a otra tradición emblemática: la de los Reyes Magos. “Aunque todavía se celebra, es cada vez más raro que los niños pidan sus regalos a los Reyes Magos. Eso era lo común hasta bien entrado el siglo XX”, comenta.

Exhorto

El experto invitó a comprender la Navidad como un ciclo festivo amplio, que inicia el 24 de diciembre y culmina el 2 de febrero con la Candelaria, abarcando el nacimiento, la Epifanía y la presentación en el templo.

Este ciclo, explica, tiene una raíz astronómica y humana profunda: “Se ubica en el solsticio de invierno. Era una etapa que angustiaba a las poblaciones antiguas, pero que simbolizaba la esperanza del renacer de la vida. Con ese instinto natural se relaciona toda esta historia”.

Un llamado a la reflexión

La advertencia de Roberto Ramos Maza no es solo una nostalgia del pasado. Es un llamado a reconocer el valor cultural, artístico y social de una tradición que, por siglos, sirvió como vehículo de expresión popular, eje de celebración comunitaria y puente entre lo sagrado y lo cotidiano.

Su gradual desaparición deja un espacio que, advierte, no está siendo llenado con algo de igual profundidad, sino a menudo con un mero simbolismo comercial y desconectado. El nacimiento, en su silencioso retroceso, parece llevarse consigo un pedazo de la memoria colectiva chiapaneca.