Al cumplirse este 31 de julio un año del asesinato de cinco personas en la colonia Narvarte de la Ciudad de México, no se ha hecho justicia, afirmó Mirtha Luz Pérez Robledo, madre de Nadia Dominique Vera Pérez, una de las víctimas.
“A una vuelta de la tierra alrededor del sol, es decir a un año de la masacre, no se tiene un móvil claro, no hay autoridad alguna que quiera hacer una investigación seria, justa, sin intereses políticos ni personales, sin dinero de por medio; una investigación clara, diligente, exhaustiva, eficaz y científica”, agregó en un comunicado.
“No se ha castigado a los verdaderos culpables de las filtraciones del expediente, no se ha investigado quiénes se apropiaron de las pertenencias de las víctimas, no se le ha permitido declarar a los amigos, familiares y vecinos que han querido aportar información, no se ha buscado el arma con que se cometió el crimen, no se mantuvo la cadena de custodia, no se protegió debidamente el lugar, los objetos y ninguna autoridad impidió que se modificara la escena del crimen”, aseveró.
Dijo que tampoco “se dio importancia al hecho de que fueron asesinadas cinco personas, no se acataron los protocolos y las autoridades dieron trato VIP a los interrogados del estado de Veracruz; no ha sido contemplada la actividad de Nadia Vera como activista y de Rubén Espinosa como periodista, en la ciudad de Xalapa, como un hecho que los colocó en una situación de vulnerabilidad”.
Señaló que a un año del crimen “no se ha investigado al Gobierno de Veracruz, cuyos policías estatales vestidos de civil detuvieron, golpearon y robaron a Nadia Vera, la subieron a una camioneta y la amenazaron por sus actividades políticas, entraron a su casa y husmearon, con lo que la obligaron a emigrar a la Ciudad de México”.
Vera Pérez, el reportero gráfico, Rubén Espinoza; y tres mujeres fueron asesinados el 31 de julio en la colonia Narvarte de la Ciudad de México.
Sostuvo que “no han hecho su trabajo quienes así se ostentan como autoridades, ya sea por incapacidad o por negligencia, por intereses mezquinos o políticos, y aunque se hubiese hecho bien lo que no se supo hacer, ni con su encarcelamiento ni con sus vidas de los autores intelectuales y materiales del crimen, más allá de diez generaciones, podrían pagar ni restituir la generosa e invaluable presencia de nuestra Nadia, de nuestro Rubén, únicos e irrepetibles”.
La madre de Nadia expresó: “desde este país donde no sirven nuestras palabras ante sus balas; desde este país mi voz pretende salir, alzarse y que la lleve el viento a resonar allende las fronteras para denunciar que al dolor que me invade por el asesinato de mi hija Nadia Dominique Vera Pérez, se aúna el dolor y la indignación porque no se ha hecho justicia”.
Concluyó: “mi país es un campo de amapolas regado con la púrpura savia de los jóvenes”.