Los rituales religiosos se presencian en el municipio de Suchiapa para festejar una de las expresiones más importantes y con antecedentes prehispánicos en honor al Corpus Christi (Cuerpo de Cristo): la danza del Calalá.
El convite, con brío grita “¡jule jule!”; al son marcado del tambor niños y hombres caracterizados del Tigre de Nambusheli (Dios de la Noche), avanzan por diversas calles del pueblo, con rumbo a la cofradía.
Vienen acompañados del Venado, El Gigante (Quetzalcóatl) y Los Chamulas con el rostro pintado de tiza, cargando en el hombro una iguana que a simple vista parece deshidratada; así es el acervo.
Los hombres-tigre -devotos al Santísimo Sacramento del Altar- expresan su fe por medio de esta danza conocida como Calalá (enlace de la religión espiritual y pagana), donde los Chamulas tratan de arrebatar la cola al felino mientras hace reverencia.
Los otros personajes congregados encierran el baile en un círculo de paz, donde piden al Sacramento lluvia que abunde en la cosecha y salud para sus familias.