La participación de las mujeres afrodescendientes en la política todavía es cerrada, pues tienen que litigar sus derechos políticos electorales para poder participar, tal y como ocurrió con el proceso electoral pasado, comentó Rosa María Castro Salinas, coordinadora de la Coalición Afrodescendiente de las Américas.
La fundadora y directora de la Asociación de Mujeres de la Costa de Oaxaca, durante el panel virtual “Interseccionalidad, Cultura y Ciudadanía de Mujeres Afrodescendientes en México”, organizado por la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), dijo que el gran reto para las instancias que velan por los derechos de las mujeres es acortar las brechas de desigualdad que viven muchas mujeres afromexicanas y afrodescendientes.
Enfatizó que para que las mujeres afromexicanas y afrodescendientes puedan ejercer su ciudadanía, se requiere que las instancias garantes de los derechos humanos tengan una perspectiva de inclusión, intercultural e interseccional, apegándose al mandato constitucional y convencional.
Acto lascerante
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sostiene que las múltiples formas de discriminación que se interconectan a la discriminación de género, además de que la profundizan, provocan hondas marcas en las vidas de las mujeres afrodescendientes en los distintos contextos; es decir, las coloca en pobreza, analfabetismo, falta de acceso a la salud y demás servicios básicos, reduciendo la vida de las personas.
Si bien no todas las mujeres son sujetas a la discriminación de género, hay factores relacionados con las identidades sociales de ellas, como la clase, casta, color, origen étnico, religión, nacionalidad, orientación sexual, que terminan marcando la diferencia en la manera en que los distintos grupos de mujeres experimentan la discriminación.
Para reconocer las problemáticas de las mujeres afrodescendientes es preciso partir desde una perspectiva de intersecciones, que incluya la multiplicidad de categorías que conforman su identidad y las consecuencias derivadas de la intersección del género con otras identidades históricamente consideradas inferiores, como la “negra” o “afrodescendiente”.