Las niñas y mujeres migrantes tienen necesidades y retos muy específicos en su trayecto; el principal es que son víctimas de delitos, sobre todo de índole sexual, lo que ha requerido un gran trabajo de las instituciones, indicó María Elisa García López, profesora-investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach).
Caso
En el caso de ellas, se sabe que más del 70 % de las causas de huida son por violencia de género y sexual y que, además, durante el trayecto se exponen a riesgos mucho más elevados. Es un colectivo altamente vulnerable, dentro del contexto de un sector ya vulnerable.
“Las personas que emigran de sus países en su mayoría lo hacen por situaciones de violencia sistemática, de género o violación a sus derechos humanos. Los países de origen son cada vez más amplios, aunque siguen de punteros Honduras, El Salvador y Guatemala, y cada vez llegan más de Venezuela, Haití, Ecuador y más”, expresó.
Hay un perfil vulnerable porque las causas de salida tienen un enfoque de amenazas, coacción y violencia, es decir, cada vez está más diluida la frontera entre migrantes que supuestamente eligen de forma libre salir de sus países y los refugiados, que huyen de persecución y peligro a su vida.
Fenómeno
La investigadora refirió que la migración es un fenómeno que cambia a las sociedades de acogida y a las sociedades expulsoras, tiene gran influencia en todos los sentidos. Se puede ver mucho dinamismo social y económico, como ha ocurrido en Tapachula.
Son muchos los estereotipos que rodean la migración, además, prevalece el miedo, muchas veces promovido de forma irresponsable por los medios de comunicación, que juegan interesadamente con la imagen de invasión de personas migrantes.
Es una realidad que el flujo migratorio ha aumentado mucho en México, siempre ha sido un lugar de inmigración por su posición geográfica. Desde el 2014 con la crisis de infancias migrantes y posteriormente desde el 2018 con las caravanas.