¡No las mate!: mariposas negras no están malditas

Estigmatizadas socialmente como acarreadoras de la muerte y los malos presagios, su mala fama ha provocado la reducción de las poblaciones de la Ascalapha odorata, o popularmente conocida como “mariposa negra”, dijo el académico del Departamento de Conservación de la Biodiversidad del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Benigno Gómez y Gómez.

La maldición está en el nombre, pues explicó que Ascálafo era hijo de Aqueronte, el encargado de cruzar el río del Hades; y fue convertido en ave nocturna para vigilar la oscuridad. Se trata de una mariposa nocturna o polilla, distribuida del sur al norte del continente americano; en Chiapas vive en las regiones de bosques y zonas tropicales.

Dentro de las creencias más populares, se considera que es el alma de un ser querido que nos viene a visitar, el presagio de que alguien se va a morir o un aviso de que alguien va a venir a vernos.

“Es una mariposa de hábitos nocturnos y llega a los hogares atraída por los focos de las casas en el inicio de la temporada de lluvias y a principios de noviembre, las fechas del Día de Muertos, lo cual refuerza su mito en las culturas prehispánicas”, resaltó.

En su etapa adulta estas mariposas llegan a medir 20 cm de largo, con una diferencia entre machos y hembras, los primeros son oscuros y las segundas suelen tener una línea blanca, con colores en el cuerpo que pueden ir del café al morado y rosado provocado por sus escamas en las alas.

“Pierdan el miedo a esos temores de que es un alma, una bruja o tal; y digan, qué bonita polilla, qué bonita mariposa, y si se animan a verlas, observarán que tienen efectos tornasolados que sirven como choque de luz para sus depredadores”, compartió.

No muerden ni pican, pues no poseen colmillos ni aguijones, sino una espiritrompa que les sirve para succionar la savia de la que se alimenta de flores y frutas.

Tiene varios enemigos naturales, búhos, murciélagos y aves que se alimentan de ellas; pero también hay casos en los que son consumidas por el hombre, “en el caso de Chiapas, en San Andrés Larráinzar los indígenas tsotsiles se las comen, así que ahí mucho miedo, no les tienen”.