El fallecimiento del papa emérito Benedicto XVI y las situaciones presentadas en Culiacán y Ciudad Juárez fueron abordados por el arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, monseñor Fabio Martínez Castilla, en la acostumbrada conferencia dominical.
Expuso que al iniciar el año y en esta primera semana nos han acompañado noticias importantes: el 31 de diciembre falleció el papa emérito Benedicto XVI, y el día 5 de enero ha sido sepultado en el Vaticano.
Martínez Castilla sumó que fue a través de un comunicado que los obispos de México expresaron la profunda conmoción que ha significado este acontecimiento para toda la Iglesia, por el grato recuerdo y legado que ha dejado en su pontificado como servidor fiel, especialmente en estos últimos años, que bajo una humilde presencia de oración contemplativa del misterio de Dios, ha dado fortaleza al papa Francisco para continuar la labor apostólica al frente de la misión de la Iglesia católica.
“Como sucesor de Pedro, apóstol del evangelio de nuestro Señor Jesucristo, condujo el timón de la barca durante su ministerio petrino, adentrándonos para navegar a través de una riqueza espiritual y de reflexión teológica que hemos de retomar continuamente para transformar en fuente de paz y de alegría ante las pruebas y los sufrimientos que inevitablemente forman parte de nuestro peregrinaje terrenal”.
Del mismo modo que también se refirió a temas de seguridad en el país, ya que dijo: “Hemos sentido un profundo dolor e indignación, por los hechos de muerte que se han suscitado en Culiacán y en Ciudad Juárez”.
Y agregó que si bien es cierto que las autoridades han asestado un golpe contundente a los generadores de violencia y muerte en aquellas zonas de México, lamentablemente ha habido víctimas “colaterales”.
Expuso que como pastores de la Iglesia en México, los obispos se unieron en comunión de oraciones y solidaridad con las comunidades que están viviendo días de incertidumbre y angustia.