(Publicado el 12 de noviembre de 2012)
Pese a practicar el terrorismo de Estado de manera sistemática durante su accidentada administración (2000-2006), Pablo Salazar Mendiguchía intenta desde la cárcel declararse preso político, sin mayor argumento que la retórica y la falacia.
El recién estrenado articulista de un diario de circulación nacional, y quien fuera bautizado por la Asociación Mexicana de Editores (AME) como el “Enemigo núm. 1 de la Libertad de Expresión”, pretende de manera paradójica, desde la prensa, reivindicar su yerros del pasado y corregir a destiempo el presente.
En una clara incongruencia a su forma de pensar y actuar, al utilizar como herramienta a los medios impresos que, por cierto, él censuró, persiguió y judicializó durante seis largos años en Chiapas, busca borrar su funesto gobierno que criminalizó a todos los que pensaban diferente a su persona.
En un mensaje inocuo trata de maquillar su pasado abominable cuando reprimía con cárcel a los comunicadores, sindicalistas, campesinos, políticos y estudiantes, por el simple hecho de ejercer la libertad de expresión.
Durante el poder, a Salazar Mendiguchía se le fichó como un gobernante irascible. Nadie podía contradecir su palabra, pues de lo contrario lanzaba la amenaza mediante sus testaferros: encierro, destierro o entierro.
Ayer, Pablo Salazar Mendiguchía se comparó con Nelson Mandela al redactar que “nadie conoce realmente a un país hasta haber pasado por sus cárceles”.
En el texto de más de cuatro mil caracteres, el ex gobernador chiapaneco hace también énfasis de la situación de dos indígenas de la zona norte del estado, quienes —según él— purgan condenas de manera arbitraria por delitos que presuntamente no cometieron.
Detalla que los dos campesinos fueron brutalmente torturados y que incluso tienen secuelas físicas permanentes “que lo demuestran, pero que resistieron”, dice.
Sin duda, lo anterior refleja el Pablo Salazar Mendiguchía de hoy. Sensible, humanista y hasta filántropo, producto de una sobredosis de “amnesia”, porque de lo contrario cotejaría que su gobierno actuó igual y hasta con creces.
Cabe destacar que Pablo Salazar se encuentra recluido desde el pasado 11 de junio en el penal de “El Amate”, en el municipio de Cintalapa, acusado de un sinfín de delitos. Aunque llama la atención que la PGJE lo acusó de todo, menos por crímenes de lesa humanidad.