Pacaya una alternativa frente al embate de la roya

Ante el futuro incierto de los productores de café por la presencia de la roya, la organización Indígenas Marginados de San Antonio Buenavista del municipio de La Independencia, comenzaron a sembrar pacaya o tepejilote, una fruta típica, apreciada por su sabor particular y por poseer un gran valor alimenticio.

Son 16 productores los que en los últimos años observaron que para poder subsistir los problemas de la roya en sus cafetales, decidieron sembrar pacaya y comercializarla en mercados de la región, ya que esto puede constituir un sustento económico para las familias.

Un promedio de 2 a 4 hectáreas de tierra mantiene cada productor de San Antonio Buenavista y pese a que son 91 productores, los que conforman la asociación Indígenas Marginados, únicamente 16 son los que han creído en las propiedades de la pacaya para comercializarla.

Maurilio Olegario Francisco, delegado de Sistema Producto Café y representante de la asociación, en una entrevista dio a conocer, que desde hace más de tres años se han estudiado las propiedades de la pacaya.

Reveló que la pacaya “es un producto forestal no maderable, que en las tierras de San Antonio Buenavista, se ha producido de manera extraordinaria”.

La pacaya es proveniente de una palma silvestre (Chamaedorea, tepejilote), que se distribuye desde el sureste de México hasta Panamá.

En muchas partes de Centroamérica, la pacaya es un alimento tradicional y un elemento importante de la cultura culinaria, en particular en los países de Guatemala, El Salvador, y Honduras.

“Es una increíble fuente de vitaminas, pues contiene calcio, fósforo, fibra y hierro que se aprovechan mejor por el organismo sí al cocerlas las dejas dentro de la cubierta”.

Además, comentó de la versatilidad que tiene la pacaya en la cocina, ya que puede prepararse en rellenos, sopas, encurtidos, ensaladas o sola con limón, y su consumo provoca innumerables beneficios para la salud.

Posee un bajo aporte calórico, lo que constituye un alimento ideal para elaborar platillos si se está realizando una dieta de pérdida de peso, e incluso en el uso de los cuidados de la piel, se hierven las hojas y se deja reposar por dos días y el agua se aplica tres veces al día lo que ayuda a contrarrestar el llamado “paño”.

En las espesas montañas de San Antonio Buenavista, los campesinos cultivan este producto. En una de las parcelas trabaja Arturo Pérez, a quien sólo su azadón lo acompaña bajo el sol, y con ímpetu espera que las lluvias recientes lo dejen trabajar.

La situación podría calificarse de crítica en este lugar, porque “no queremos vivir en escasez, y la roya que de acuerdo a lo que escuchamos de otros productores de Las Margaritas, les ha pegado de nueva cuenta la plaga, pero ahora es aún más resistente”, comenta preocupado.

“Aquí se vive de lo que se cosecha, pocos tienen potreros, de ahí que,  necesitamos un proyecto para sustituir nuestra venta de café por otro que recientemente esta trabajando Maurilio Olegario,  pero para eso necesitamos el apoyo de las autoridades del gobierno del estado”, mencionaron los agricultores con un dejo de esperanza.

Durante un recorrido por sus parcelas los productores explicaron que se han organizado y recientemente viajaron a la Ciudad de México, en donde presentaron la pacaya como un proyecto sustentable, pero a falta de la certificación, de los códigos y del registro de la marca, sólo pudieron vender algunas cajas sin poder concretar nada con algunos empresarios.

En las últimas fechas productores de Tierra Blanca, aceptaron sembrar pacaya en sus plantaciones, ubicadas en una reserva ecológica, en donde no se le aplica ningún tipo de químico, lo que representa menos costos y mayores ganancias.

Con el esfuerzo de varios productores se han hecho viveros y se ha sembrado pacaya dentro de los cafetales, pues  ayuda “a la conservación del suelo y evita que éste se deslave”, además de proporcionar sombra a las plantas.

El ejido San Antonio Buenavista se fundó en 1941 y desde esa época ya había pacaya, pero nadie había descubierto los beneficios de esta planta. Fue a raíz de las necesidades de la población y baja producción del café, así como de la pérdida de la producción, que se descubrió que la pacaya podía venderse.

El representante del Sistema Producto café, contó que se preocupó cuando  observó la migración de sus vecinos hacia el Norte, “vi a los padres, los hijos y las mujeres, subirse a los camiones para ir a trabajar a los Estados Unidos, abandonando a su familia, sus tierras, sus cafetales para buscar mejorar su vida en otro lado, cuando hay tierras aquí para trabajar”.

Esas fueron las razones recalcó el representante de los productores, para comenzar con el proyecto para sembrar la pacaya, conformar grupos y buscar personal capacitado para enseñarnos a cocinar y a trabajar realizando canastas, las que sirven también para recolectar el café.

Maurilio Olegario, cuestionó los apoyos que el gobierno aporta para los pequeños microempresarios, pues aseguró que ha tocado las puertas de las diversas instituciones en Chiapas, para conseguirlos pero todo ha sido inútil.

Aseguró que sólo consiguió un poco de apoyo en la Ciudad de México, lo que ha provocado que erogue costos que ya no le están siendo productivos, pese a que los demás productores le apoyan económicamente, así no es rentable.

Los cafeticultores necesitan subsidio del gobierno del estado, de ahí que solicitaron mediante un documento el apoyo para continuar con el nuevo proyecto (pacaya), que asevera les podría sacar de la pobreza en la que han estado inmersos por décadas.