“Hablar del padre Marcelo Pérez Pérez, asesinado a balazos en San Cristóbal de Las Casas el 20 de octubre de 2024, no es solo hablar de un ‘peregrino de la paz y de la justicia’, sino de una diócesis profética y forjadora de profetas, de un proceso diocesano que está tejido con los hilos del Evangelio, es hablar de j’Tatic Samuel, que marcó en esta iglesia el camino del compromiso, plasmado en nuestro III Sínodo Diocesano y continuado por nuestros obispos”.
Lo anterior lo expresó el sacerdote Francisco Lara, párroco en el municipio de Chalchihuitán, uno los más pobres del país, quien añadió que hablar de Marcelo Pérez “es también hablar de hermanos comprometidos con la construcción del reino de Dios, desde sus parroquias y comunidades”.
Libro Totik Marcelo
A propósito del libro Totik Marcelo, Profeta y Mártir de nuestro pueblo, escrito por el sacerdote José Elías Hernández, su antecesor en la parroquia de Chalchihuitán, Lara señaló que conoció al padre Marcelo “cuando hacía sus mega-peregrinaciones por la vida y la paz, de Simojovel a Tuxtla Gutiérrez; cuando caminaba parroquia por parroquia, desde la selva norte hasta la capital del estado”.
“Yo estaba apenas cursando la etapa filosófica en el seminario y recuerdo que en una de las peregrinaciones en Tuxtla me dijo: ¿Eres de la Diócesis de San Cristóbal, verdad? Le respondí que sí y él con toda la confianza del mundo me dijo, ‘necesito un favor, ve a un ciber, entra a mi correo electrónico y por favor descarga e imprime el comunicado que vamos a leer, esta es mi contraseña’. La resonancia en mi fue: ‘es un sacerdote confianzudo que no tiene doble cara’, y desde ahí comencé a frecuentarlo más.
Entre 2017 y 2018 nos volvimos a encontrar en Chalchihuitán, acompañando los desplazados, pues era un sacerdote que primero le importó la vida de nuestros pueblos. El padre Marcelo no está muerto, porque los profetas no conocen el ocaso; con su sangre denunció la injusticia y la violencia. Sus pies están descansando y ahora camina con el corazón entre nosotros. Es un árbol, como lo describen los tseltales en su cosmovisión: sus raíces están bien sujetadas en la realidad, sus frutos siguen dando vida, y cuando muere, muere de pie”, externó el párroco.
Conocieron de cerca al padre Marcelo
Lara comentó que el sacerdote Elías, autor del libro, “trabajó muy de cerca con Marcelo Pérez como su vicario, por lo que lo conoció en el ejercicio de su sacerdocio: entrega, desgaste, pasión, lucha, ayuno y oración, ímpetu y ardor por el Evangelio”.
Por lo mismo, le agradeció “por recoger la palabra del padre Marcelo en el libro que nos recuerda que el profetismo en nuestra Diócesis sigue vivo, como fuego que inquieta, como sangre que peregrina en las venas de nuestro proceso diocesano y de nuestros mártires: de Acteal, de Wolonchán, Chicomuselo, Simón Pedro, Lorenzo, el padre Marcelo”.