Las lluvias son un fenómeno que se ha ido alterando en la medida que el calentamiento de las diferentes regiones del planeta va aumentando, lo que hace que no sea homogénea. En el caso de Chiapas, los registros reflejan que llueve en algunas zonas pero no en otras a pesar de estar muy cerca, o bien, hay áreas en las que no ha llovido de forma regular en 10 o 15 años.
Esto lo indicó el doctor Marcelino García Benítez, catedrático del Conacyt adscrito al Instituto de Investigación, Gestión de Riesgos y Cambio Climático de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach).
Mencionó que, sin embargo, con la pandemia del coronavirus las condiciones ambientales están en un proceso de regeneración, debido a que la actividad humana ha disminuido, lo que ha influido en que el calentamiento global se detenga ligeramente.
Existen ciertas actividades económicas como la agricultura, con procesos inducidos y naturales, que por la falta de rotación de cultivos y prácticas no sustentables, además del uso de elementos químicos para mejorar el rendimiento, contribuyen también a la variación en las lluvias, sobre todo a que sean abundantes.
También el utilizar la quema en los cultivos agrícolas abona al calentamiento, lo cual no tiene un sustento científico, ya que no garantiza que el carbono que se quema incida en el suelo, principalmente si no hay lluvia, por lo que no se completa el ciclo.
Cambio climático
El cambio climático al ser un fenómeno que se origina a nivel regional tiene distintas repercusiones que van de acuerdo a las características topográficas del territorio. Chiapas al estar bordeado por dos sistemas montañosos, la Sierra del Norte y la Sierra Madre del Sur, las lluvias obedecen a condiciones regionales.
Explicó que la lluvia se origina principalmente en los océanos, pero con el traslado del viento que origina la circulación planetaria se han visto los niveles disminuidos y alterados de acuerdo a las condiciones de temperatura de cada región.
Un ejemplo de esto es que todo el calentamiento originado por las refinerías y los procesos petroleros del Golfo de México, inciden directamente en que los vientos son alterados en su dirección y transformación físico-química, que a su vez generan un aumento o disminución de las lluvias.
Este fenómeno origina que la lluvia no se precipite de forma homogénea, sino que depende de las condiciones de calor de cada zona; por ejemplo, la parte de la Sierra del Norte de Chiapas que da hacia el Golfo presenta una cantidad de lluvia diferente a la cara interna del sistema montañoso.
Otro factor para las lluvias tiene que ver con los ciclones tropicales, siendo que en el estado es una de las fuentes principales; recientemente la ausencia de estos fenómenos ha generado que las lluvias se concentren principalmente en las zonas de tránsito ciclónico, como en la porción Norte.
Por eso las precipitaciones en estas regiones, sobre todo en octubre y noviembre, son más fuertes, al grado de generar daños y desastres, tal como ocurrió en el 2020.
En el caso de la depresión central, las lluvias tienen que ver con la circulación de los vientos húmedos, tanto del Pacífico como del Golfo, que junto al cambio de las actividades humanas han sido más constantes y más regulares, normales de acuerdo a la temporada.
Alteración del paisaje
El doctor mencionó que está realizando un estudio con otros investigadores sobre la antropización del paisaje físico geográfico del estado, donde se estima que un 25 a 40 por ciento de la vegetación y de algunos paisajes han sido alterados, siendo ajustados a las actividades de la población que se ha asentado en tales ecosistemas.
El impacto que genera la transición en el cambio de uso de suelo a nivel estatal ha tenido repercusiones. Está por un lado la visión cultural que promueve la quema del forraje para preparar las tierras para los cultivos, lo que origina un calentamiento excesivo.
En ciertos lugares esa alteración en los ecosistemas ha originado también que los suelos ya no tengan la misma cobertura vegetal, provocando deslizamientos de tierra o deslaves.