Paola Aguirre, 10 años rescatando mascotas

Desde niña la vida de Paola Aguirre estuvo vinculada a las mascotas y en especial fue marcada por la muerte de una perrita raza maltés a causa del parvovirus, por lo que hoy, a sus 26 años, suma cerca de 10 años dedicándose a rescatar mascotas y darlas en adopción, además de que está por concluir la Licenciatura en Medicina Veterinaria y Zootecnia.

Nos comparte que desde pequeña ha sentido una fuerte empatía por los animales, por lo que desde muy jovencita comenzó a rescatar y dar en adopción a gatos y perros.

Por ahora cuenta con 12 animalitos entre perros y gatos que se encuentran disponibles para ser adoptados, aunque ella es dueña de algunos más, entre pájaros australianos, perros y gatos, así como peces.

En cuanto rescata a una mascota, recurre al apoyo de familias que los mantienen en una adopción temporal mientras alguna persona decide adoptar de forma definitiva a los animales, normalmente perros y gatos.

Algunas personas sólo dan espacios por una semana para resguardar a algunas mascotas, pero comenta que lo más factible es que el periodo sea superior a un mes de estancia temporal, porque no es tan fácil que las mascotas sean adoptadas en espacios de tiempo muy cortos.

Comenta que normalmente localiza a las mascotas con lesiones o en condiciones de salud poco adecuadas, además de que en muchos casos presentan desnutrición o algunas enfermedades comunes de los animales y habitualmente se encuentran en colonias de las periferias de la ciudad, como Las Granjas, Patria Nueva y Terán.

A lo largo de los años que tiene realizando las actividades, Paola se ha encontrado con casos de diferentes de cachorros y adultos que están abandonados.

Por lo general, los perritos pueden adaptarse a casas en donde hay otras mascotas, esto después de un periodo de aislamiento, pero en algunos casos hay perros adultos que no se pueden hacerlo tan fácilmente.

Hace dos años, la propietaria de un perro raza pitbull llamado Toboto contactó a Paola y le comentó que daría a su perro en adopción o en caso de no hacerlo, debería sacrificarlo.

La joven tomó la determinación de rescatar al perro, sin embargo, ha sido muy complicado darlo en adopción; en primera instancia porque la raza tiene una mala fama y en segunda, porque cuando lo han entregado a alguna familia, Toboto sufre depresión y deja de alimentarse o no se adapta sus nuevos hogares, razón por la que Paola se ha hecho cargo de él.

Paola trabaja como empleada de una veterinaria del centro de Tuxtla Gutiérrez, con lo que se allega de recursos para poder mantener a los animales que mantiene bajo su resguardo y solventa parte de sus gastos como estudiante de la licenciatura.