La folclórica y colorida Fiesta Grande de Chiapa de Corzo inició el pasado 4 de enero. Desde esa fecha, miles de familias del pueblo mágico, visitantes locales y foráneos celebran y honran al señor de Esquipulas, a San Antonio Abad y San Sebastian Mártir, siendo el más representativo de todos los santos.
“¡Viva el Señor de Esquipulas y los santos patronos, muchachos!”, se escucha por las calles. Detrás de la máscara de madera, hay hombres y mujeres que esperaron con ansias bailar al son del tambor y de los instrumentos de viento. Un mar de monteras recorre las calles de la heroica Chiapa de Corzo.
Los devotos danzantes se fusionan con las máscaras añejas de Parachico, con facciones y peculiaridades que reviven a los antiguos españoles, además de su montera que representa al sol. El sonido de los chinchines anuncian la fiesta viva del pueblo.
Los cubre un gaván, chamarra o zarape multicolor. Alrededor del pecho listones de colores y en la cintura la chalina, algunas flores bordadas y otras con la imagen del santo que veneran.
No importa el incesante calor de la mañana, la fe y tradición del pueblo es la energía que necesitan para bailar y recorrer las calles, visitar a los priostes e iglesias antiguas.
Respetar la tradición es lo que piden, cada vez son más visitantes que viven la verbena, sin embargo, temen perder la esencia de la fiesta y que a la vez se desvirtúe o confunda con otras cosas que no lo son.