Pascua: la fiesta más importante de los católicos

“La resurrección es el cimiento de nuestra fe”, reconoce la Iglesia católica en la celebración de la Pascua.

De acuerdo con el evangelio de San Juan: “El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto”.

“Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro.

“Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.

“En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos”. (Jn 20, 1-9).

En la celebración encabezada por el sacerdote y rector de la Catedral, Elí Ballinas Urbina, “hoy la iglesia celebra —o sea, nosotros— la resurrección de Cristo y eso nos llena de un gozo que le da sentido a toda esa oscuridad, por eso la vigilia pascual que celebramos anoche, empieza con la oscuridad para dar ese paso de no ver a ver con claridad”.

“De oscuridad en nuestra vida, incertidumbres, confusiones, desilusiones, en un mundo que nos va llevando a una confusión que pareciera no vemos con claridad y que nos da la tentación de querernos quedar en el sepulcro, porque es más cómodo, porque ya nos acomodamos, porque salir y tener que afrontar nuevamente todo, pareciera en algunos que ya no hay la fuerza, porque hay cansancio y hay desilusión”.

Recordó que el papa Francisco dirigió una carta a los jóvenes que se llama Cristo vive, en la que cual decía dos cosas importantes: “que Dios es amor y no permitan que nadie les haga pensar ni sentir lo contrario, pero no un amor inmaduro o no un amor de ‘suspiritu’ — que es el que ahora ustedes pueden experimentar—, el amor verdadero que implica entrega, convicción, decisión y que por ello implica respeto y muchas cosas, por eso lo importante de decir Dios es amor”.

Y la segunda: “Cristo Vive, es decir, no permitan que les prediquemos a un Dios muerto, es decir, sean precisamente como Juan y como Pedro, es decir, salir corriendo y anunciar que Dios está vivo, que no se quedó en el sepulcro”.