Pedro Jiménez, un talento de la escultura en madera

Originario del municipio de Chiapa de Corzo, Pedro Jiménez Anzueto, ha hecho de la escultura en madera un arte que hoy no solo es reconocido más allá de las fronteras del estado.

Su interés por el arte empezó cuando era niño, aproximadamente a la edad de 8 años, mientras veía a su padre trabajar las piezas que él creaba, tallando figuras que nunca pensó que estuvieran dentro de esos troncos, que fue lo que lo llevó a dedicarse a esculpir la madera.

Desde muy joven empezó a buscar la oportunidad, pero su padre era una persona muy estricta, por lo que fue hasta su adolescencia que por fin tomó las herramientas de su padre con permiso, aunque admite que las tomaba cuando su maestro no estaba viendo y hacía algunas figuras pequeñas.

“Mi madre era una persona que nos llevaba mucho al antiguo zoológico, y a mí me gustaban mucho los animales, así que podría decirse que fue donde empecé a incursionar a hacer las figuras de animales”, comentó.

Explica que en sus inicios tomaba el camino de su padre, pues hacía muchas figuras humanas, pero fue la influencia de su madre y su amor por la naturaleza lo que lo llevó a concentrarse más a las formas animales a la hora de hacer sus piezas.

“Las primeras piezas que consideró fundamentales en mi trabajo eran aquellas piezas donde esculpía a niños jugando con animales, pues esta era mi manera de ver el arte de la escultura”, expresó.

Cuenta que es una profesión muy difícil, ya que en México el arte no está bien valorado, por lo que como artista se tiene que acostumbrar a vivir con lo indispensable, pero el trabajo es realmente satisfactorio, pues crear cosas donde antes no había nada es un gran sentimiento de satisfacción por dedicarse a lo que uno quiere hacer.

Fue aproximadamente a los 17 años cuando Jiménez Anzueto empezó a realizar su propio trabajo, y aunque no recuerda cuál fue su primera obra como tal, sabe que eran sus composiciones de reptiles, pues él consideraba que, aunque no era un tema muy popular, era algo muy propio.

“Creo que los cocodrilos representan mucha fuerza y mucho poder, por lo que para mí es algo muy emblemático y me gusta hacer memoria al valor que en la antigüedad se les daba a estos majestuosos animales”, explicó el escultor.

Hace ya 15 años que el gobierno le cedió un espacio en el andador “Ceferino Nandayapa”, donde casi todos los días de la semana trabaja junto con su hermano en la talla de madera.

Y cuando no está trabajando en su taller en el andador se dedica a tallar en su propio hogar.

“A cada obra le dedico de tres a cuatro horas diarias, y suelo dedicarles de dos a tres meses, pero en ocasiones pasa que dejo de lado la obra y la retomo tiempo después, pues no creo que sea buena idea trabajar en una obra cuando se está estancado en la creatividad”, comentó.

El proceso del tallado que utiliza el maestro Pedro consiste en observar la madera y buscar dentro de ella el diseño que le quiere dar, y eso sería básicamente, pues le gusta trabajar directo sobre la madera con trazos sencillos, usando su imaginación como herramienta básica.

Ya después de concluir con el tallado sólo la limpia un poco, pues considera que es preferible dejar las partes de la madera que no tocó en el estado más natural posible, y lo recubre con un sellador o una cera para proteger la pieza.

“Casi no realizo bocetos de mis piezas, prefiero trabajar directo sobre la madera y dejar que mi imaginación me guíe, sólo a veces anoto mis ideas cuando no quiero perderla, pero es muy raro que lo haga” detalló el artista.

Él considera que no debe ser forzada la creatividad, que cuando se está trabajando en una pieza, en cualquier ámbito del arte, se debe ser libre de hacer lo que se quiera y cuando se quiera, pues de esta forma cree que las cosas le salen mejor.

Busca la madera porque la considera como un material con mucha expresividad, y que cuando las piezas están muertas él les da una segunda oportunidad de vivir al momento de tallarlas y sacar la escultura que tienen escondidas dentro.

Relató que nunca tira un árbol, que consigue su material buscando en la corriente del río troncos muertos o que sus amigos le llevan la madera para que él pueda seguir sacando el máximo potencial de cada pieza

El maestro explica que ha tenido la oportunidad de dar algunos cursos de tallado, pero considera que no es necesario estudiar para dedicarse al arte, aunque cuando la gente lo busca en su taller con gusto les da consejos sobre su trabajo.

Actualmente, parte de su trabajo se expone en el museo del cocodrilo en las instalaciones del Zoomat, y él explica que la exposición se ha logrado por el apoyo de gente amiga que prestó las piezas que le han comprado y que son de las más representativas del tema de los cocodrilos.