A través de un siglo los indígenas lacandones han comenzado una modificación cultural, la dependencia de la actividad turística a la que se han visto obligados ha originado pérdidas de rituales, tradiciones como el peregrinaje y los cánticos lacandones en tributo a sus dioses; un ritual que hasta la década de los 40’s aún realizaban.
Hasta finales del siglo XIX y principios del XX los lacandones realizaban cánticos y demás creencias prehispánicas; consideraban a las ruinas de Lacan-há, Palenque, y Oxlahuntun, como la morada de sus dioses, tenían deidades con “reminiscencias de la antigua religión maya precolombina”, tal como los designó Tozzer, primer etnólogo en estudiar esta cosmogonía.
Se tratan de plegarias y cánticos-plegarias que realizaban por distintas situaciones: Previo al periodo de cosecha, para la protección familiar, curación de enfermedades, contención de fenómenos naturales y otras situaciones fundamentales.
Cada jefe de familia debía emprender una caminata kilométrica desde su hogar hasta alguna ruina, ahí recogían una pequeña piedra del sitio y la quemaban dentro un incensario para posteriormente emitir plegarias o cánticos según su necesidad, una actividad cultural que era comúnmente realizada y ahora ha desaparecido.
El arqueólogo Víctor Manuel Ortiz Villarreal, adscrito al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Chiapas, contó a Cuarto Poder que junto a otro compañero del gremio encontraron braseros en Lacan-há, los cuales tenían señas de haber sido utilizados recientemente en el lugar; lo que les indicó que aún practican actividades precolombinas en el sitio.
“Católicos que fueran los lacandones no lo eran, porque nunca los pudieron dominar o convencer los frailes. Cuando vinieron los españoles las comunidades de dispersaron, fueron los más reacios”, comentó Ortiz Villarreal.
Consideró también, que estos rituales perduraron hasta pleno siglo XX por el aislamiento con demás asentamientos humanos, lo que ocasionó que conservaran su propia visión religiosa, sin siquiera caer en un sincretismo como en otras partes de México.
Es decir, que las comunidades lacandonas conservaron su propia religiosidad a diferencia de otros pueblos originarios, teniendo así sus principales dioses, como K’akoch Hachäkyum, Sukunkyum, Äkyantho’, Hachäkyum y Kisin.
Algunas comunidades lacandonas se encontraban entre los 40 y 60 kilómetros de distancia de algunas ruinas, por lo que probablemente el peregrinaje Lacandón duraba hasta un semana; toda una procesión precolombina en pleno siglo XX.
Sin embargo, estas reminiscencias culturales se fueron perdiendo al paso de los años.