"Heriberto Ortiz * CP. Desde hace unos diez años, en el Parque Nacional Cañón del Sumidero existen perros callejeros que transitan hacia el estado salvaje, los cuales en forma de jaurías atacan a mamíferos medianos; pero además, a nivel social persiste la problemática de ejidatarios ""encerrados"" en la Reserva, a donde la Conanp -dijeron los mismos- no permite el ingreso de servicios médicos pese al riesgo de eventuales ataques de los canes y otros carnívoros, pero sobre todo ante la amenaza por enfermedades de tipo respiratorias y dengue, que ya cobraron la vida de siete pobladores.
Inicialmente el tema de ""perros salvajes"" debe esclarecerse, pues los canes domésticos no pueden convertirse en animales salvajes, al menos no en cortos periodos de tiempo de adaptación; lo que en realidad ocurre es que los animales retoman comportamientos agresivos propios de la jauría y cacería que se acentúan en la búsqueda de hacerse de territorios específicos, explicó el médico veterinario zootecnista Eduardo Galeno Infante, miembro de la Asociación Mexicana de Veterinaria.
Añadió que en el caso del Cerro de la Estrella de la Ciudad de México, donde se asume un grupo de perros atacó a personas, primero es necesario confirmar esa aseveración -cosa que técnicamente aún no ha ocurrido- pues esto abriría un nuevo campo de estudio del comportamiento animal entre los domésticos y su andar hacia el estado salvaje.
Pero en el caso específico del Cañón del Sumidero se sabe de la presencia de los canes ""cazadores"", pero tienen la particularidad de regresar a pernoctar en las viviendas aledañas al Parque y muy pocos duermen entre las tierras de la Reserva.
Aunque otros pocos se quedarían en la Reserva, y justamente éstos son los que más riesgo podrían presentar para los humanos, pues esos canes desarrollan mayor sentido territorial, por lo que la llegada no prevista de un ser distinto -como una persona, por ejemplo- podría significar un riesgo de ataque, puntualizó el experto en animales.
Respecto de la presencia de los perros en el interior de la Reserva Natural, se buscó a Adrián Méndez Barrera, director del Parque Nacional Cañón del Sumidero, para tocar el tema, pero el área de difusión de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) podría haber maniobrado la entrevista a conveniencia.
Igual, desde el 7 diciembre 2011, Méndez Barrera había reconocido la existencia de estos animales que definió como una especie feral (intruso agresivo) y, dijo, son perros domésticos que se vuelven salvajes, motivo por el cual en ese entonces, en coordinación con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), iniciaron una esterilización masiva de perros y gatos en la zona.
En ese entonces dijo que los perros callejeros usualmente ingresan a terrenos del Parque Nacional desplazando a cazadores naturales como el coyote, a quienes suplantan en el consumo de venados, reptiles y algunas aves. Por ello y a través de un programa denominado ""Control de Especies Invasoras"", buscaban la esterilización de perros y gatos de cinco colonias limítrofes al Parque, para tratar de reducir su ingreso a éste.
Así, la presencia de perros y gatos que en forma de jaurías atacan hasta mamíferos medianos, está confirmada, pero ningún reporte se tiene de ataques a personas.
Pero el principal riesgo es adyacente a los ejidatarios de Tierra Colorada, un asentamiento ubicado en la parte alta del Parque. Se trata de campesinos que en su mayoría no hablan español y viven de la agricultura de la zona mucho tiempo antes que el lugar fuera decretado Parque Nacional.
Estos marginados han sido presionados por las autoridades de la Conanp para abandonar las tierras, y las mismas autoridades les ofrecieron un terreno en Ocozocoautla, pero nunca han finiquitado el convenio en lo general, solamente algunos han mudado sus viviendas, confirmo Ezequiel Sinti, uno de los habitantes.
Lo que han hecho es presionarlos para buscar abandonen las tierras. Por ejemplo a mediados del año pasado, policías de Seguridad Pública Estatal que resguardaban la entrada del Parque negaron el acceso de medicinas, médicos, alimentos y cualquier fuente de sustento para los comuneros que en ese entonces padecían solos y en el abandono, un cuadro múltiple de dengue.
En ese entonces, y por la gravedad del caso, en grupos caminaron más de tres horas cargando a la paciente más enferma, una niña menor de diez años que llevaron hasta el centro de Tuxtla Gutiérrez, donde fue internada de emergencia al Hospital Regional.
Ante el actual escenario, es urgente mayor atención a la zona, tanto para estudiar el caso de los perros salvajes como para ofrecer atención humana a los pobladores del lugar que serían los principales afectados ante algún eventual ataque, como ya ha ocurrido con otros cazadores tales como coyotes, aunque el principal riesgo -además de la ineficacia de la Conanp- sigue siendo la falta de atención a enfermedades curables que en los últimos años ha provocado unas siete muertes.
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