En México se reconocen 64 razas de maíz (59 nativas y cinco procedentes del Caribe y Centroamérica), pero muchas están en riesgo de desaparecer por distintas razones. Esta posible pérdida, amenaza la diversidad genética del grano, un recurso vital para enfrentar los retos de la agricultura del futuro.
En Chiapas se tienen 12 razas de maíz nativo, como el jarocho, glotón, olotillo, comiteco, sobre las cuales instituciones y organismos nacionales e internacionales trabajan en su conservación de acuerdo a los climas, condiciones de suelos y otros factores.
Riqueza genética
Todas esas razas dan la riqueza genética que tienen los mejoradores para hacer variedades que no son transgénicas, son más rendidoras y adaptadas al ambiente local, lo que forma parte del trabajo del Instituto.
El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) resguarda en su Banco de Germoplasma más de 28 mil muestras únicas, la mayor colección del mundo.
Walter López Baez, director de Coordinación y Vinculación del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), comentó que la reforma aprobada este año para conservar y proteger la diversidad de las razas de maíces nativos en México cumplirá con su objetivo a largo plazo.
El cultivo de maíz transgénico todavía no había ganado terreno en Chiapas, porque no se sabe qué puede ocurrir en los suelos, pero una contaminación que se desconoce como poder contrarrestarla podría ser catastrófica.
Con la población mundial rumbo a los 9.7 mil millones en 2050, los desafíos para producir alimentos de manera sostenible son cada vez mayores, por eso técnicos del Cimmyt han trabajado por varios años junto a productores y aliados en prácticas agrícolas sostenibles, tecnologías bajas en carbono y sistemas de monitoreo más precisos.