Katia González, integrante del proyecto textil “Pok’ok baby”, consideró que es necesario abrir las puertas hacia la venta de artesanías procedentes de Guatemala, para así no caer en la xenofobia hacia familias productoras del vecino país.
González consideró que existió un boom de las prendas textiles durante la pandemia a través del consumo de las redes sociales, no obstante, algunas de esas piezas eran de origen extranjero; otras más maquiladas de forma industrial.
Reflexión
La ilustradora reflexionó sobre el debate en la adquisición de piezas artesanales del público local, mismo que privilegiaría el costo sobre la calidad.
“En Guatemala se pueden producir muchas piezas, pero que no tienen ni buenos acabados como un producto hecho a mano”, sostuvo.
Al mismo tiempo, la falta de ingresos y un comercio justo hizo que muchas de las familias productoras optaran por seguir una tendencia hacia la cantidad y no la calidad. Sin embargo, existen aún personas de origen guatemalteco cuyo trabajo se realiza de forma artesanal.
“Este público no quiere gastar más de 500 pesos en dichos trabajos, los artesanos y revendedores se encuentran en un tejido a mano que tarda mucho su elaboración y costo. El trabajo de las organizaciones y el gobierno no solo es concientizar el origen de la prenda, sino también elevar el origen simbólico y los términos propios de la comunidad”, dijo.
González consideró lo anterior como clave para llegar a una concientización textil, además aportaría a no caer en la xenofobia; lo que atacaba a las comunidades guatemaltecas.
“Existen diversas propuestas que se pueden llegar a caer con este afán de no comprar lo extranjero, bajo una concientización textil admiraríamos el aporte y no caeríamos en discursos que suelen defender lo nacionalista”, finalizó.
Subcategorización
González consideró que el fenómeno de las prendas industriales originarias de Oaxaca, Tlaxcala, Ciudad de México o Puebla va al alza dentro de centros de distribución, tiendas de souvenirs y espacios de reventa, esto debido a sus características comerciales.
También productos industriales de China o Guatemala se han detectado en puestos de venta en Chiapas, de forma especifica blusas, vestidos, caminos de mesa, llaveros y otras prendas que pueden llegar a confundir al consumidor o consumidora al momento de adquirir un producto.
“Tiene que existir una subcategorización de lo hecho industrialmente en países como Guatemala o China, para diferenciarlas de aquellas tejidas y trabajadas en la entidad”, dijo.
La ilustradora también habló de las cualidades de dichos productos industrializados, ya que al estar más cerca de los sitios donde existen distribuidores de hilos o los precios de inversión son menores, el precio final no es tan elevado.