La Red para la Conservación y Divulgación de Reptiles Venenosos de Chiapas emitió una recomendación para no utilizar el popular código RANA, como una herramienta para la identificación de serpientes de coral o coralillos.
De acuerdo con diversos especialistas y tratados de biología en el país, existen 16 o 17 especies de coralillos, una especie del género Micruroides, y 15-16 del género Micrurus. Todas cuentan con presencia en el territorio chiapaneco.
La Red indicó que algunas de las especies de serpientes chiapanecas —perteneciente a este género— son totalmente inofensivas, ya que gracias a “la maravillosa evolución se han apropiado de los colores de los verdaderos coralillos”, razón por la cual “suelen confundirse con ellos”.
Advertencia
Sin embargo, destacan que “sea cual sea la especie, verdadero o falso, se recomienda jamás tocar a una serpiente de este tipo, incluso, cualquier otra”, ya que estas serpientes son muy variables y “pueden llegar a confundirse con un coralillo verdadero, así que no la toques”.
Las serpientes de coral o coralillos son ofidios pertenecientes a la familia de los elápidos (Elapidae), mismo grupo al cual pertenecen las cobras, mambas y serpientes marinas; siendo los coralillos los únicos representantes de este grupo en el continente americano, más una especie de serpiente marina.
Sus características son sus fuertes colores y patrones vivos y llamativos, algunos con anillos o manchas que suelen ser muy atractivas a la vista. Esto, un fenómeno que se llama aposematismo y que sirve como una medida de advertencia, “como si estas serpientes dijeran: aléjate que puedo ser peligrosa”.
Pero por igual puede pasar con otros animales, como en el caso de las ranas dardo venenosas de Centro y Sudamérica, las cuales suelen ser muy coloridas; aunque también puede ser expresado por especies inofensivas como una manera de causar la misma impresión a posibles agresores o depredadores y así no ser perturbadas.