Piden orar por la paz mundial

El arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, monseñor José Francisco González González, ofreció un mensaje a la sociedad, planteando una reflexión sobre la fraternidad humana en tiempos marcados por el individualismo, la fragmentación y los conflictos internacionales.

Invitación

Durante la Solemnidad de la Santísima Trinidad, exhortó a los fieles a vivir la fraternidad como reflejo del amor divino, en un contexto global que reclama diálogo, comunión y compromiso por la paz.

“La Trinidad no nos revela a un Dios solitario, sino a una comunidad perfecta de amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo”, explicó.

Desde esa imagen, afirmó, surge un modelo inspirador de convivencia humana basado en el amor, la comunión y la donación recíproca.

Fraternidad como vocación y desafío

Subrayó que al igual que Dios existe, también hay división, “la sociedad puede enriquecerse en sus diferencias culturales, sociales y de pensamiento sin caer en la confrontación”.

Además, recordó que la fraternidad requiere un amor que se traduce en servicio y solidaridad, especialmente con los más vulnerables. “No es un amor de interés, sino de cuidado mutuo”, afirmó.

En contraste con un mundo de muros y desacuerdos, abogó por el encuentro, la escucha activa y la empatía como fundamentos de la fraternidad.

Sostuvo que el aislamiento y la indiferencia pueden combatirse reconociendo nuestra naturaleza relacional. “La comunión nos humaniza, nos plenifica”.

Un llamado urgente por la paz

Finalmente, el arzobispo no evadió la realidad global.

Hizo eco de las palabras del papa León XIV, ante la creciente tensión entre Israel e Irán, haciendo un llamado a la responsabilidad y la razón.

“Nadie debe jamás amenazar la existencia de otro y la paz solo puede construirse con diálogo sincero y respeto mutuo”, enfatizó.

Aseguró que no se trata de una utopía inalcanzable, sino de un imperativo evangélico que impulsa a construir comunidades más justas, solidarias y amorosas.

“Pidamos a Dios caminos de reconciliación que promuevan la seguridad, dignidad de todos y un mundo libre de amenaza nuclear. No nos cansemos de orar por la paz”, concluyó.