En la zona Altos de Chiapas, algunos tsotsiles y tseltales tienen la creencia de que si van a un hospital ya no regresan vivos, por lo que sus remedios curativos son las plantas y las bebidas ancestrales.
En el corazón de la montaña la pandemia acechó de manera drástica, sin embargo, muchas familias no creyeron en esta enfermedad, a pesar de que otras enfermaron y fallecieron.
Andrés López, profesor de lenguas indígenas, recuerda que vieron a personas ingresar al nosocomio por otras enfermedades, y, “extrañamente, fueron diagnosticados con covid; ya no regresaron vivos”.
Conocidos de Andrés, quienes enfermaron, tomaron medicamentos alopáticos pero no dieron resultados; “caían en depresión y hasta creyeron que morirían”. La información sobre las medidas preventivas por covid-19 en la región Altos llegó gradualmente, aunque también hubo confusión.
Tiempos aciagos
En los tiempos difíciles del virus, el profesor comenta que cuando las personas fallecían en el hospital venían envueltas con plástico y mantas; “la creencia del pueblo fue que le quitaban los órganos, por eso no dejaban ver los cuerpos”, comparte.
Ante este panorama, y para evitar entrar a una instalación médica, muchos indígenas optaron por los conocimientos herbolarios, como el uso de jengibre, ajo, anís, limón, canela, hierbabuena, romero, laurel y pox, los cuales sirvieron para su recuperación. Según su cosmovisión, el pox significa medicina y se utiliza en ceremonias de curación.
El temazcal también fue parte primordial para el alivio del alma, “por sus propiedades medicinales y espirituales que han servido de sanación en las pestes remotas, gracias a las hierbas que se mezclan y desprenden una esencia calmante que se inhala y actúa en el cuerpo”.
El cultivo de la tierra más los conocimientos ancestrales son un símbolo que rige la vida, y es por eso que muchos indígenas optan por remedios profilácticos, sumando a conocimientos y creencias que sirven para una recuperación natural.