La vida religiosa de algunos pueblos de Chiapas han sufrido transformaciones ideológicas importantes. La investigadora Lucero del Carmen Paniagua Barrios, documentó cómo en Pocolum, una localidad de Tenejapa, la población recuperó su catolicismo gracias “a estrategias para captar feligreses”, usando un “icono clave: la Virgen de Guadalupe” y la fusión con los rituales locales.
En su análisis histórico, Lucero del Carmen Paniagua, especialista del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas), explica que se generaron cambios de vida cotidiana y religiosa de los pueblos indígenas de Chiapas entre 1970 y 1990; entre ellos la “incursión de diversas Iglesias cristianas”, lo que impactó las estructuras sociales con un debilitamiento del catolicismo y un aumento del protestantismo.
Pocolum está considerada como la segunda cabecera de la microrregión, y en el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2020, la mayoría de sus habitantes es católica, revirtiendo el aumento del protestantismo.
Culto guadalupano
La investigadora sostiene que en ella es de alta importancia el culto a la virgen de Guadalupe.
“Es la comunidad más importante de la zona donde se lleva a cabo el culto guadalupano. En el lugar se construyó una capilla, que es una réplica de la basílica de Guadalupe que se encuentra en la Ciudad de México, aunque de menor tamaño”, dice la especialista.
Y sostiene que, “este complejo ceremonial y ritual se ha creado para posicionar la devoción guadalupana, de tal modo que ha superado a otras expresiones rituales no católicas que coexisten en este territorio”.
Paniagua Barrios documentó en su investigación “Territorialidad tentacular religiosa desde el culto guadalupano en Pocolum”, la fusión de las tradiciones católicas e indígenas; con prácticas que han pasado de generación en generación, como la intervención de danzas, música tradicional, beber agua bendita, realizar “círculos sagrados”.
“En este espacio sagrado se crean y recrean rituales y ceremonias que se establecen como parte de las prácticas de las nuevas generaciones, y que dan sentido a su creencia y fortalecen su sentido de pertenencia frente a otras adscripciones religiosas… implementado prácticas religiosas y normas morales que les han resultado efectivas para atraer a familias hacia sus doctrinas”, concluye la especialista.