El 75 % de los alimentos que comemos depende de los polinizadores. Actualmente existen 350 mil tipos diferentes. Entre las variedades existen abejas, mariposas, polillas, avispas, hormigas y escarabajos. Sin embargo, cada año millones mueren por culpa de algunos agroquímicos.
Esto no solo afecta a la naturaleza, sino que también hace más difícil cultivar los alimentos. De acuerdo con investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), los agroquímicos son sustancias que se usan en los campos para proteger los cultivos de insectos o enfermedades.
Amenaza
Algunos de estos productos pueden, sin querer, hacerle daño a los polinizadores que no solo ayudan a las plantas; algunos insectos también se comen a los bichos malos que pueden dañar los cultivos.
Por ejemplo, las catarinas, las mantis religiosas y las moscas de flores se alimentan de plagas como los pulgones y las mosquitas blancas, que podrían acabar con todos los cultivos.
Hay dos principales acciones que los agricultores pueden realizar para no afectar a estos insectos y, por el contrario, aumentar su población y beneficiarse de su presencia y su acción polinizadora.
La primera está referida a un manejo de plagas con enfoque agroecológico, y la segunda a la diversificación de cultivos, particularmente con especies atrayentes de las abejas.
Una de las alternativas al control convencional de plagas que tienen alto efecto tóxico en humanos, animales e insectos benéficos, como las abejas, es el manejo agroecológico de plagas, una alternativa sustentable que permite regular la población de insectos.
La diversificación de cultivos, por su parte, representa una oportunidad para que los agricultores mejoren su producción; disminuyan el uso de plaguicidas; reduzcan la degradación de sus suelos y obtengan alimentos más variados.
