Por deforestación, Chiapas pierde el 55% de bosques
La gran característica de los bosques es su gran inmensidad de árboles. Cortesía

Según la organización The Nature Conservancy, Chiapas ha perdido 55% de sus bosques principalmente por la deforestación para realizar actividades agropecuarias, además, la Selva Lacandona ha perdido cerca del 73% de su extensión original por la apertura de nuevas parcelas o áreas de pastoreo.

El Centro Internacional de Investigación del Maíz y Trigo afirmó que ya existe un incremento de la temperatura media anual en Chiapas, esto en gran medida por la deforestación.

En las zonas en las que sí lo hay, éste es de entre uno y dos grados en promedio, aunque en Tonalá es de tres y en Tapachula, cuatro.

En 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 21 de marzo como el Día Internacional de los Bosques, siendo 2013 el primer año en celebrarlo oficialmente.

En su amplia variedad, los conglomerados vegetales, llamados bosques, cubren un tercio de la superficie terrestre; albergan más del 80 por ciento de las especies animales y vegetales del planeta, y a las comunidades humanas que los habitan les aportan refugio, alimento, medicina, trabajo, seguridad e incluso esparcimiento y disfrute del paisaje.

Beneficios ecológicos

Pero más allá de las verdes fronteras, sus beneficios ecológicos, económicos y sociales llegan a todos los habitantes de las pequeñas y las grandes ciudades del mundo; aportan oxígeno, agua dulce, madera, productos silvestres comestibles y de ornato, entre muchos más.

No obstante, la deforestación avanza a un ritmo de 13 millones de hectáreas al año y es responsable de entre un 12% y 20% de las emisiones de gases que producen el efecto invernadero y contribuyen al calentamiento global.

Tan crítico escenario, la Organización de las Naciones Unidas determinó que cada año, el 21 de marzo en todo el mundo, se pongan los reflectores sobre esos sitios mediante la celebración del Día Internacional de los Bosques, que este año destaca el papel fundamental de las reservas forestales para abastecer al planeta de agua dulce, un recurso esencial para la vida.

Este año, la ONU pone énfasis en el propósito de promover la toma de conciencia sobre las interconexiones entre los bosques, el agua y sus contribuciones a las iniciativas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Y puesto que al Día de los Bosques le sucede el Día Mundial del Agua, el 22 de marzo, la ONU impulsa una conmemoración conjunta de estos recursos naturales con el lema: “Bosques y agua. Mantener la vida y los medios de subsistencia”.

La ONU recuerda que a los bosques se les llama también fábricas de agua, ya que las cuencas hidrográficas y humedales forestales suministran el 75 por ciento del agua dulce accesible en el mundo para satisfacer las necesidades domésticas, agrícolas, industriales y ecológicas.

Por si fuera poco, los bosques actúan como filtros naturales del agua.

De ahí que la conservación de los bosques revista suma importancia para un tercio de las mayores ciudades del mundo habitadas por millones de personas, que obtienen un volumen significativo del agua dulce de buena calidad que fluyen directamente de los bosques de zonas forestales protegidas.

La Ciudad de México es el ejemplo más inmediato y representativo a nivel mundial, ya que 20 millones de los habitantes del Valle de México, es decir, la ciudad y su zona conurbada, obtienen su agua potable de los bosques de montaña, y lo mismo ocurre en otras ciudades del país.

Los bosques ayudan a mantener una elevada calidad del agua, influyen en la cantidad de agua disponible y regulan el flujo de las aguas de superficie y subterráneas.

Además, contribuyen a la reducción de riesgos relacionados con el agua como desprendimientos de tierra, inundaciones y sequías, y evitan la desertificación y la salinización.

Por igual, cumplen las funciones de amortiguamiento, enfriamiento, intercepción de la lluvia, infiltración y retención del agua.

Los bosques pueden mitigar los fenómenos meteorológicos extremos y reducir los efectos del cambio climático en los recursos hídricos.

En contraparte, los bosques son vulnerables a los efectos del fenómeno climático, como la disminución o el cambio del régimen de lluvias.

Por otra parte, si uno de los objetivos del milenio es asegurar el acceso al agua para todos los habitantes del planeta, importa mucho cuidar la relación bosques-agua.

Según los parámetros mundiales, un país enfrenta una grave crisis del agua cuando el líquido disponible no llega a 1000 metros cúbicos per cápita anual, y un índice menor impacta la salud y el desarrollo económico de una nación.

Y si el agua disponible es inferior a 500 metros cúbicos, la vida de los pueblos queda gravemente comprometida.

El Atlas del Agua 2015, editado por la Conagua, refiere que como resultado del crecimiento poblacional, el agua renovable per cápita a nivel nacional pasaría de 3736 metros cúbicos por habitante en 2014, a 3253 en 2030.

Sin embargo, en algunas regiones hidrológico-administrativas del país, el agua renovable per cápita alcanzará en 2030 niveles cercanos o incluso inferiores a los 1000 metros cúbicos por habitante al año, una condición de escasez.

Los organizadores oficiales son el Foro de las Naciones Unidas para los Bosques, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), así como la Asociación de Colaboración en materia de Bosques, entre otras entidades y agrupaciones.

Los bosques trabajan silenciosamente, en un segundo plano, limpiando en secreto nuestras aguas, filtrando nuestro aire y protegiéndonos del cambio climático.

Son los ángeles de la guarda de más de mil millones de personas, proporcionando alimentos, medicinas y combustible a quienes no podrían tener acceso a estos recursos por ningún otro medio.

Por último, albergan más de las tres cuartas partes de la biodiversidad terrestre del mundo y son el hogar de muchas de las personas más pobres del planeta.