En un día caluroso en la capital chiapaneca, después de andar bajo el sol, nada cae mejor como una buena jícara de pozol bien fría, la cual no solo refresca sino también alivia cualquier estómago que necesite un poco de alimento.
Así es esta bebida, llenadora y refrescante a la vez, la cual tiene raíces prehispánicas y es de las más emblemáticas dentro de la gastronomía del sur de México.
En la capital chiapaneca, no hay mercado que no tenga un puesto donde se ofrezca este brebaje, el cual se prepara desde temprano, al llevar el cacao y el maíz al molino.
El pozol lleva cuatro ingredientes: maíz, cacao, canela y agua. Puede o no agregarse azúcar, aunque también hay quienes lo prefieren sin cacao, al cual llaman pozol blanco.
Al gusto
Don Sefe lleva 10 años dedicado a la venta de pozol en el mercado de las flores, comentó en cuanto al pozol, los gustos se rompen en géneros, pues cada persona lo pide a su gusto.
“El que mas piden es el de cacao, pero también me piden blanco con azúcar, blanco sin azúcar, con cacao sin azúcar o campechano, que es la combinación de cacao con azúcar y blanco sin azúcar para los que no les gusta con tanto dulce ni tanto cacao”, explicó.
La bebida predilecta por muchos chiapanecos es acompañada por algunos alimentos frescos y naturales como cacahuate, mango verde, mango amarillo o jícama con limón, salsa y chile rojo de bolita.
“El blanco es el que se acompaña más con chile”, dijo don Sefe.
Nutrientes
El pozol no solo es una bebida refrescante sino también altamente nutritiva. El maíz, su ingrediente base, aporta carbohidratos, vitaminas del grupo B y minerales como magnesio y hierro. Cuando se le añade cacao, se enriquece con antioxidantes y minerales adicionales, como el zinc y el calcio. Su versión fermentada destaca por sus beneficios probióticos, favoreciendo la salud intestinal.
Costumbre
Desde la época prehispánica. El pozol, del nahuatl pozolli, y que los maya-chontales de Tabasco llamaban “pochotl”, era muy apreciado entre los antiguos habitantes de estas tierras por ser un nutriente de resistencia para los viajeros indígenas.
A partir de 1519, cuando los conquistadores españoles comenzaron a llegar al sur de México, conocieron el “pochotl”, y al paso de los años, deformaron el nombre a “pozol”.
Tiempo después, lo tomaban los campesinos luego de toda una mañana de trabajo, era tomado bajo un árbol para luego seguir trabajando la tierra.
Hoy día, los pasillos de los mercados donde venden esta bebida se convierten en espacio de fiesta de sabor, de convivencia, de alegría, de risas, de satisfacción y saciedad, que gusta a locales y extranjeros que se enamoran de Chiapas, de su gastronomía y de su pozol.
Por ello, este 18 de marzo esta bebida es celebrada con baile, con marimba, con coronas de dulce y papel crepé, y por una hora, de 12 a una del día las pozoleras reglarán pozol por tantas alegrías