Prefieren pagar multa y contaminar

Ante la falta de un eje rector que sancione con severidad, los municipios de Chiapas abiertamente decidieron descargar sus aguas negras sobre los arroyos cercanos, provocando un caótico escenario de contaminación.

Lo anterior condiciona el abasto de agua potable que es visible en escenarios como Lagos de Montebello y Cañón del Sumidero, con aguas contaminadas por agroquímicos y desechos sanitarios que eventualmente son reingresados como agua de consumo humano.

Prueba específica de esto ocurre en el río Grijalva, donde 17 municipios descargan sus drenajes, con la tolerancia de la Concisión Nacional del Agua (Conagua) y las autoridades ambientales, que solamente sancionan con multas a los municipios, por lo que los alcaldes han sopesado entre habilitar plantas de tratamiento y pagar la multa, decidiendo continuar pagando la multa anual.

Plantas de tratamiento

Prácticamente todas las plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) en Chiapas están en el abandono, pues en los últimos tres años no se ha invertido al rubro, ni en infraestructura nueva ni rehabilitación.

Una investigación documental de diversas fuentes realizada por Cuarto Poder, concluye que la política del tratamiento de las aguas residuales, en su caso más reciente, es la construcción y puesta en marcha de la PTAR Tuchtlán, en Tuxtla Gutiérrez, inaugurada en 2015 por el presidente Enrique Peña Nieto, y nada más desde entonces.

El que era director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), David Korenfeld Federman, al asumir el cargo de la dependencia, estableció que no se invertiría un peso más a la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales hasta en tanto, las que ya existían, fueran funcionales y operaran al ciento por ciento.

Hasta su salida, en marzo del 2015, la dependencia no invirtió recursos públicos de la Federación para crear más PTAR en Chiapas, una situación que prevaleció el resto del año y que pretende quedarse lo que resta del sexenio.

Semarnat

En este sentido, en recientes declaraciones el delegado de la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (Semarnat), Amado Ríos Valdés, dijo que en todo Chiapas solamente operan dos plantas de tratamientos de aguas, y ambas se encuentran en la capital, esto pese a que existen cerca de 90 plantas construidas y abandonadas por la falta de recursos en múltiples municipios de la entidad.

Esta situación provoca que las aguas negras no tengan un tratamiento, llegando las descarga a ríos y mares.

Y en este escenario se ubican prácticamente todos los municipios de Chiapas, que lanzan sus aguas residuales a los ríos.

Contexto

Todos los ríos en Chiapas debieran contar con una planta de tratamiento de aguas residuales, porque la mayor cantidad de municipios están asentados en la cuenca media de un afluente, elegido así por los antepasados que siempre previeron la disposición de agua para establecer una población.

Todos los Ayuntamientos, actualmente, tienen un organismo operador del agua que se encarga de captar, potabilizar y distribuir a la población el vital líquido. En al menos 100 municipios, existe el cobro del servicio de agua a precios de centavos por metro cúbico y a cuotas establecidas no mayor a 20 pesos en general, mensual, por este servicio, particularmente, en la zona indígena.

Salvo las principales ciudades (Tuxtla Gutiérrez y Tapachula) se establece el cobro del drenaje en el recibo que lleva el monto a pagar por el volumen de agua utilizada, para el uso doméstico, de cada mes.

San Cristóbal de Las Casas, Palenque, Comitán, Pichucalco, Chiapa de Corzo, Arriaga, Tonalá, Huixtla y demás, no tienen actualmente operando su planta de tratamiento y, en la mayoría de los casos, están abandonadas.

Sobre la cuenca media del río Grijalva, el territorio del Cañón del Sumidero, descargan sus aguas negras, crudas, sin tratamiento, 17 municipios, los mismos que obtienen del mismo río, el agua que envían a la población y cobran por ello, sin considerar el tratamiento, pero sí el alcantarillado, que son dos cosas distintas.

En su paso, el río Grijalva atraviesa 103 municipios de Chiapas y otros tantos de Tabasco. Comprende una extensión territorial de 92 mil 157 kilómetros cuadrados y dentro de sus principales problemáticas detectadas, se menciona la insuficiente cobertura en los servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento, sobre todo en las localidades rurales.

Además, infraestructura hidráulica deteriorada, baja productividad e ineficiencia en los usos agrícola y público urbano. Contaminación de corrientes superficiales y aguas estuarinas.

Azolve gradual de los cauces de los ríos debido a la erosión de los suelos en las partes altas de las cuencas. Falta de medidas preventivas en la red hidrológica de la cuenca y de la observancia estricta de la normatividad vigente en lo relativo a la ocupación de zonas federales, ante la presencia cíclica de fenómenos meteorológicos extremos e insuficientes acciones de manejo integral de las cuencas junto a una limitada cultura del agua.

2011, año del saneamiento

En el año 2011, la Organización de Naciones Unidas (ONU), decretó al 2011 como el año del saneamiento y para ello, destinó muchos recursos económicos a los gobiernos nacionales para la construcción de infraestructura de tratamiento de aguas residuales.

Chiapas construyó de 2011 al 2012, conclusión de sexenio, esas 119 plantas de tratamiento que hoy, están abandonadas, olvidadas, deterioradas y sin uso.

La Concordia

Desde la Secretaría de Infraestructura, creada para abarcar el tema hidráulico y carretero, se gestionó ante la Conagua unos 120 mil millones de pesos para la creación de estas infraestructuras del 2006 al 2012. Se asignaron las obras, se desincorporaron los predios y en el cambio de Ayuntamientos, muchos presidentes municipales no quisieron “recibir” la obra porque significaba gastos de operación, exorbitantes e imposibles de cubrir para los gobiernos municipales.

En el municipio de La Concordia, la PTAR generaba un costo de operación mensual de 1 millón de pesos que significaba al Ayuntamiento, el 80 por ciento de su nómina, principalmente, de la Policía Municipal y funcionarios de Palacio Municipal.

Chiapa de Corzo

La PTAR de Chiapa de Corzo está construida en las cercanías del río Grijalva. Cuando es época de lluvias, se inunda y ello la ha dejado inservible desde que fue construida.

San Cristóbal de Las Casas

En este municipio la discusión se ha centrado en el tipo de tecnología que se pretende utilizar, porque la que propuso en su momento Conagua no era compatible con la cuenca endorreica (tipo cono) del territorio. Actualmente, el agua de drenaje termina en los cultivos de San Lucas y termina en el Grijalva.

Huixtla

Cuando “Stan”, la planta de tratamiento fue inundada por el río Huixtla. Desde el 2005, no ha sido rehabilitada y permanece en el abandono.

Comitán

Pese a la urgencia de su puesta en marcha, actualmente esta planta está sin funcionar. Los drenajes van a parar al río Grande y este desemboca en los Lagos de Montebello. Una solución propuesta para revertir el cambio de coloración de las lagunas, es crear PTAR en Las Margaritas, La Independencia y La Trinitaria, al mismo tiempo.

Tonalá

Se construyó en Paredón, a cinco metros por debajo del nivel del mar. Para llevarle el agua a tratar y para reenviar el agua tratada al río Zanatenco, se requiere de sistema de bombeo que encarece al 100 por ciento el costo de operación.

Mapastepec

Esta Planta de tratamiento detuvo su construcción y puesta en marcha porque comenzaron litigios por la servidumbre de paso con el propietario del predio, que exigía un pago exorbitante. Esa planta fue un consenso ciudadano y un proyecto liderado por expertos de Unicach.

Tapachula

El Coapatap no ha podido recuperar, desde el paso del huracán “Stan”, la infraestructura de tratamiento que fue devastada por el fenómeno hidrometeorológico. Tapachula es de los municipios que cobran en servicio de alcantarillado y saneamiento, aunque no tiene con qué hacerlo.