El Programa Scolel’te, coordinado por la Cooperativa AMBIO, anunció el establecimiento de un vivero comunitario en Chiapas que busca producir 45 mil plantas nativas para el ciclo 2025, fortaleciendo la restauración ecológica y la economía local.
Seis familias de la región están al frente de este vivero, espacio donde no solo se cultivan árboles, sino también esperanza. Especies claves como el matilisguate (Tabebuia rosea), el cedro (Cedrela odorata) y el bojón (Cordia alliodora), que son considerados pilares de los ecosistemas tropicales, crecen bajo el cuidado meticuloso de comunidades que ven en cada planta una herramienta contra el cambio climático y una semilla de desarrollo económico.
“Este vivero es un ejemplo de cómo la acción local puede tener un impacto global”, explica un representante de AMBIO, que detalla que “cada árbol contribuye a capturar carbono, restaurar suelos y, al mismo tiempo, empoderar a familias con oportunidades económicas justas”.
Legado
El Programa Scolel’te no es nuevo en esta lucha. Con casi 30 años de trayectoria es pionero en el Mercado Voluntario de Carbono, vinculando la conservación ambiental con beneficios para comunidades rurales e indígenas.
Desde 2002 opera de manera autosuficiente bajo un modelo que prioriza la transparencia y la equidad, como la venta de créditos de carbono, cuyos ingresos se reinvierten en proyectos como el citado vivero.
El impacto es doble, pues por un lado, se recuperan bosques degradados y por otro, se fortalecen sistemas agroforestales tradicionales, donde los cultivos se mezclan con especies nativas, aumentando la resiliencia climática de las cosechas.
Horas de trabajo
Cada ejemplar de las 45 mil plantas representa horas de trabajo comunitario, conocimientos ancestrales transmitidos entre generaciones y una apuesta por un desarrollo donde humanos y naturaleza coexistan en armonía.
Además, el proyecto se alinea con el estándar Plan Vivo, referencia global en iniciativas de carbono con enfoque social, donde las familias son consideradas socias estratégicas y reciben capacitación, recursos y un porcentaje de las ventas de plantas y créditos de carbono asegurando la continuidad del proyecto.
