En el marco del Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, la psicóloga Karen González Barrera enfatizó la necesidad de derribar los mitos que rodean esta condición y fomentar una verdadera inclusión en los diferentes ámbitos de la sociedad.
“Se tiene la idea de que las personas autistas carecen de emociones o que el autismo es una enfermedad que debe ser curada”, explicó. Estas percepciones erróneas generan barreras sociales y dificultan el acceso a oportunidades equitativas.
El diagnóstico del autismo ha evolucionado significativamente en los últimos años, gracias a avances en la investigación y una mayor comprensión de la condición. Esto ha permitido que la intervención temprana sea más efectiva, optimizando el desarrollo de habilidades sociales, comunicativas y adaptativas en niños y niñas con autismo.
“Detectar el autismo a edades tempranas es clave para proporcionar apoyos adecuados que favorezcan su calidad de vida a largo plazo”, comentó.
En este sentido, el concepto de neurodiversidad ha cobrado relevancia, promoviendo la idea de que el autismo no es un trastorno que deba ser corregido, sino una variación natural del desarrollo humano. Este enfoque ha impulsado cambios en la manera en que se aborda la educación y el empleo, buscando entornos más inclusivos que valoren las distintas formas de pensar y aprender.
Adaptar métodos
Para fomentar una inclusión real en entornos escolares y sociales, González Barrera subrayó las estrategias educativas y familiares que promuevan la comprensión y la aceptación. Esto incluye adaptar métodos de enseñanza, fomentar la empatía entre los compañeros y garantizar espacios accesibles para todos.
“La capacitación de docentes y el acompañamiento a las familias también son factores clave en este proceso”, agregó.
Por último, explicó que el acceso a recursos y apoyos psicológicos adecuados es esencial para mejorar la calidad de vida de las personas autistas. Terapias basadas en evidencia, como la terapia cognitivo-conductual y la integración sensorial, han demostrado ser eficaces en el desarrollo de habilidades y la reducción de barreras que enfrentan en su vida cotidiana. Asimismo, el acompañamiento psicológico a las familias resulta crucial para fortalecer redes de apoyo y promover la autonomía de las personas autistas.