Las quemaduras solares en la infancia pueden duplicar el riesgo de desarrollar cáncer de la piel, incluso melanoma, el tipo más agresivo de cáncer de todo el cuerpo, así que si sales de paseo en Semana Santa no olvides proteger la dermis, principalmente la de los infantes.
Helena Vidaurri de la Cruz, dermatóloga pediatra, comentó que la piel de los niños es más delicada y vulnerable a los efectos de la radiación ultravioleta, por lo que aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel en la etapa adulta si no se toma la prevención adecuada.
Enfatizó que por eso la protección solar no debe limitarse los días de playa o alberca, sino que debe ser parte de la rutina diaria de cuidado de la piel, ya que la radiación ultravioleta está presente cada vez que tenemos luz de día, incluso en días nublados o en interiores con exposición a ventanales.
“El sol no solo causa enrojecimiento o quemaduras superficiales, sino que también provoca daño en el ADN de las células de la piel, lo que puede derivar en lesiones precancerosas y cáncer cutáneo a largo plazo”, advirtió.
Enseñar con el ejemplo
Es clave que padres y madres den el ejemplo y enseñen a los niños la importancia del autocuidado. La creación de hábitos saludables desde temprana edad garantizará que en la etapa adulta continúen protegiendo su piel.
La principal recomendación es aplicar un protector solar de amplio espectro (UVA y UVB) con un factor de protección solar de al menos 30; aplicar 30 minutos antes de la exposición al sol y reaplicarse cada cuatro horas. Durante las vacaciones se debe aplicar cada hora, y después de nadar o sudar en exceso.
Otra forma de protección es la ropa, preferentemente de manga larga, colores oscuros y tejidos con protección UV. Los sombreros de ala ancha y las gafas de sol con filtro UV también son recomendables.
Evitar la exposición en horas pico, entre las 10:00 a.m. y las 4:00 p.m., pues la radiación solar es más intensa, por lo que se recomienda buscar sombra y evitar actividades al aire libre.