“Los conteos oficiales de contagios y muertes por covid por muchos factores no reflejan la realidad del avance de la enfermedad, pero no es sano vivir al ritmo del semáforo epidemiológico nacional porque una vida así nos hace esclavos del estrés y la irresponsabilidad”, expuso en su mensaje dominical el obispo de Tapachula, monseñor Jaime Calderón Calderón.
Agregó que si bien el covid-19 vino para quedarse “entre nosotros, se tiene la obligación de asumir la responsabilidad de nuestra vida y nuestra salud, que implica los cuidados que cada uno debe hacerse y ayudar con los protocolos de su salud y el deber de educar a quienes estén bajo su responsabilidad para que hagan lo mismo”.
El líder de los católicos recordó que a más de un año de vivir con la pandemia, “hemos aprendido mucho y hemos de usar esa sabiduría para replantear nuestra vida”, que la enfermedad es real, “vino para quedarse entre nosotros y hemos de aprender a vivir con ella”.
El obispo Calderón reconoció que la presencia del coronavirus “nos ha cobrado una factura altísima, pero también nos ha enseñado mucho, sobre todo a reflexionar que la vida y la salud son bienes que Dios nos ha dado y que debemos cuidar con todo lo que tengamos”.
A un año del mes que en la Iglesia “llamamos mes de la mortandad en la familia diocesana”, aclaró que el cuidado de la salud “no es sólo protegernos de la covid-19, sino asumir un estilo de vida que involucre todos los factores relacionados con la buena salud: la alimentación, el descanso, el deporte, la vida interior y el manejo del estrés”.
Dijo que el semáforo epidemiológico a nivel nacional ha vuelto a cambiar de color y “eso suele revivir la preocupación inicial en muchos de nosotros; ese cambio reciente no debe de llevarnos al estrés inicial de esta pandemia, pero tampoco ha de permitirnos seguir viviendo de manera irreflexiva”.
En ese sentido, también se refirió a que la gente más importante de nuestra comunidad, los verdaderos héroes, no son aquellos que nos divierten con sus chistes o que ganan en las competencias deportivas, sino aquellos quienes dedican toda su vida al cuidado de la vida y de la salud de sus hermanos, ellos son los verdaderos héroes.
Reconoció que “no podemos vivir solos y tenemos que procurar construir una unidad y fraternidad auténticas, para que así se pueda hacer frente a los grandes retos que la historia va poniendo delante de nosotros”; en ese sentido, hizo referencia a que a Dios “no le gustó que el hombre estuviera solo, porque la soledad y el aislamiento serán siempre realidades que dejen al hombre indefenso”.
Pidió no dejar el uso del cubrebocas en las aglomeraciones, la sana distancia, el constante lavado de manos y “el estar atentos a los indicadores de nuestro organismo son recomendaciones que hemos de incorporar con naturalidad a nuestro estilo de vida”.
“No se debe arriesgar más a los nuestros ni poner en peligro nuestra propia vida”, por lo que recomendó acudir a los centros de vacunación abiertos ya para los mayores de 18 años que deseen vacunarse.