Realizan tradicional bajada de las vírgenes de Copoya

La gente se reúne desde temprano en la casa de los mayordomos de Copoya, músicos de tambor, jarana y carrizo, así como danzantes, amenizan el ritual. “Los priostes y mayordomos son los que se encargan de vestir y envolver en lienzos de tela a las virgencitas, para después ponerlas en cajas de madera, las cuales envuelven en petates y flores”, explica el tamborero e investigador de la cultura zoque, Jesús Gilbert Domínguez Díaz.

Gilbert Domínguez cuenta que ese ritual es a puerta cerrada y no puede ser grabado o fotografiado, participando únicamente las autoridades más importantes de la comunidad.

Posteriormente las imágenes, cubiertas, comienzan su recorrido, yendo a las espaldas de los dueños de las casas, para luego ir cambiando de cargador cada determinada distancia.

Todo el recorrido vienen acompañadas por los feligreses al son de tamboreos y piteros, quienes vienen representando la danza de Napapok etzé o la danza de la pluma de guacamaya, la cual originalmente está dedicada a la virgen María, pero tradicionalmente está apropiada para acompañar a la virgen de Candelaria, la virgen del Rosario y María de Olachea.

Esta danza tiene a Te’Hatajama como el personaje principal, quien representa al padre sol; a su lado vienen los suyá etzé, hombres vestidos de mujer que personalizan a las señoras mayores y quienes han perdido a sus hijos en el parto y las yomó etzé, mujeres que en su mayoría van vestidas de rojo.

En su conjunto, el baile es simbólico; hombres y mujeres figuran los movimientos celestes de las estrellas y planetas alrededor del sol. “Están protegiendo al sol por su paso por el inframundo; los tonos rápidos en la música significa que están en el cielo, los lentos a la tierra de los muertos”, comenta el tamborero.

La fiesta conmemora a la virgen del Rosario, la cual, explica, es la más importante, pues coincide con el calendario agrícola. “Hacen una robadera, donde ponen a las imágenes con árboles de plátano, mazorcas y verduras; al final todos los involucrados corren a tomar las ofrendas como un deseo de prosperidad y de buenas cosechas, y ahí finaliza la danza”.