El arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, monseñor José Francisco González González, advirtió que la violencia ligada al crimen organizado refleja una fractura interna alimentada por la envidia, la ambición y la falta de solidaridad, mientras hizo un llamado a recuperar el aprecio entre mexicanos para construir un Chiapas más pacífico y unido.
Señaló que la problemática del crimen organizado no solo es un fenómeno externo, sino el reflejo de una confrontación interna. “Nos estamos matando a nosotros mismos”, mencionó.
Motivos
El prelado expresó que el tráfico de armas y la facilidad con la que estas circulan en el país son un ejemplo de cómo la propia sociedad contribuye a su propia destrucción.
“Sea que lo favorecemos, que lo facilitamos o que nos beneficiemos, lo que hacen es poner a un hermano a pelear contra otro”, expresó.
Recordó que, mientras en países como Japón, la colectividad ayuda a quien está por alcanzar un logro para que todos se beneficien, en México “al que ya va llegando lo tumbamos y al que sigue también”, dijo. “Parece que no nos gusta ayudarnos en solidaridad. Nos dejamos llevar por la envidia, y la envidia nos hace vernos como enemigos o adversarios. El bien del otro no lo soporto y por eso lo pisoteo”, lamentó.
Consecuencias
Además, resaltó que esta actitud alimenta conflictos internos que, en su raíz, no son distintos de las guerras civiles vividas en distintos momentos de la historia del país.
“La ambición de unos y otros, siendo hermanos, siendo mexicanos, habiendo obtenido incluso la misma fe, termina por ponernos unos contra otros sin miramientos”, subrayó.












