En plena temporada vacacional y ante las altas temperaturas y lluvias que favorecen la proliferación de enfermedades gastrointestinales, el director de Protección contra Riesgos Sanitarios de Tuxtla Gutiérrez, José María González Potrillo, explicó sobre la intensificación de las labores de supervisión de alimentos en vía pública, con el objetivo de garantizar la higiene y evitar sanciones; destacando el aumento de padrón, de 380 a casi mil negocios dedicados a este rubro, en la administración actual.
Además, el director invitó a los vendedores de alimentos en vía pública a regularizarse mediante la obtención de la tarjeta sanitaria.
Tarjeta sanitaria
El titular del área explicó que la tarjeta sanitaria, expedida por la Secretaría de Salud Municipal, avala que el comerciante cuenta con estudios médicos actualizados, como análisis parasitológicos, cultivo faríngeo y pruebas de reacciones febriles, lo que permite al consumidor identificar negocios con un manejo higiénico adecuado de los alimentos.
“Empezamos esta administración con un padrón de 380 negocios y hoy estamos por llegar a los mil. La meta es que a mediados de 2026 logremos un 80 o 90 % de regularización”, indicó.
Por otro lado, reconoció que podría existir al menos el doble de comercios aún sin control sanitario.
Actualmente, la dependencia no ha clausurado ningún negocio en esta administración, priorizando la invitación a regularizarse antes de aplicar sanciones.
Sin embargo, quienes se nieguen a cumplir podrían enfrentar multas que van de 5 a 50 UMAs, además de la clausura del establecimiento.
Vendedores foráneos
En cuanto a los vendedores foráneos, incluidos migrantes que operan en el primer cuadro de la ciudad, el funcionario aclaró que, aunque algunos han cumplido con estudios de salud, la regulación de su situación migratoria no es competencia de su área.
“Si la ciudadanía detecta un negocio no regulado, puede denunciarlo para que podamos verificarlo”, subrayó.
Finalmente, hizo un llamado a la colaboración entre sociedad y autoridades para asegurar que todos los alimentos que se venden en la vía pública cumplan con las medidas de higiene necesarias, reduciendo así el riesgo de enfermedades entre la población.