Adorno de cada calle de la ciudad o de los recibos municipales de servicios públicos, el escudo de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez está inspirado en el sincretismo de lo prehispánico y la ciencia-arte de la heráldica. Así lo comenta su creador Luis Morán Villatoro, quien contó que “[en 1996] iba caminando por la avenida Central y me encontré la convocatoria para elegir el escudo de la ciudad; me vi en aprietos, tenía 15 días para hacerlo”.
Inspirado en las obras de Manuel Suasnávar, así como en su afición por la heráldica que comenzó a los 12 años, esto cuando le explicaron su significado que, dice, jamás se le olvidó y quedó bien grabada en una sonora, profunda y elegante palabra, heráldica, la cual “me hizo remontar al tiempo de caballeros y princesas de la época medieval”.
Relata que el escudo de la ciudad capital se trata de una fusión de lo occidental con lo prehispánico, “es un escudo de forma francés, redondeado, noble y sencillo, con un borde de oro que denota poder por la concentración de los poderes en la capital del estado”.
En la conferencia “Crónica del escudo de Tuxtla Gutiérrez, origen y significado”, que se llevó a cabo en el marco del 38 aniversario del Museo Regional de Chiapas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Morán Villatoro sostuvo que durante aquellos 15 días puso a prueba sus estudios e investigaciones en el tema.
Los cuales comenzaron cuando estudiaba química en la ciudad de Xalapa, Veracruz, en donde “se fue de espaldas” cuando pidió uno de los 100 tomos de la enciclopedia “Espasa de Calpe de Madrid” y encontró 25 páginas de contenido.
“Me vi en aprietos, pero tenía experiencia sobre principios de proporción, posiciones, particiones, esmaltes y colores que había consultado en otros tratados históricos sobre escudos”, recordó.
En el sitio de honor está la palabra “Tuchtlán”, denominación que dejaron plasmados los aztecas en la “Matrícula de Tributos” (texto antiguo), así como el ideograma del “conejo parado sobre tres dientes”, presente en el “Códice Mendocino”.
Manifestó como “una fortuna” ser ganador entre pintores de gran talla. Fue un 23 diciembre de 1996, cuando su creación se asumió como la oficial en un acuerdo protegido por el acta de Cabildo, y consolidado como un símbolo de identidad cultural.
Por último, reconoció su agradecimiento al alcalde capitalino Carlos Morales, por la “enorme difusión del símbolo” que se ha mantenido por 25 años.