Revelan alta prevalencia de violencia obstétrica

Revelan alta prevalencia de violencia obstétrica

Un estudio realizado por Sergio Martínez Núñez, residente de tercer año de Medicina Familiar del IMSS, y la Dra. Karina Yoe Cueto, especialista en la misma área, expone que el 42 % de las mujeres atendidas en el Hospital General de Zona No. 2 del IMSS en Tuxtla Gutiérrez, percibió violencia obstétrica durante su parto o posparto inmediato.

Los resultados, publicados en Anales de Medicina Universitaria, superan la media nacional del 33.4 % reportada por el Inegi en 2016 y destacan prácticas preocupantes en la atención materna.

Hallazgos clave

La investigación, aplicada a 270 mujeres, identificó que la prohibición de tener un acompañante durante el parto fue la práctica más recurrente (93 %).

Además, el 62 % de las pacientes reportó que se les negó ingerir alimentos o bebidas sin justificación médica, y el 46 % señaló al personal de enfermería como principal responsable de actos violentos. Solo el 21 % de las encuestadas conocía leyes que las protegen contra este tipo de violencia.

Violencia normalizada

El estudio subraya la normalización de prácticas como la imposición de posiciones incómodas durante el trabajo de parto (38 %) y la falta de consentimiento informado para procedimientos médicos.

“Estos actos no solo vulneran los derechos de las mujeres, sino que reflejan un sistema que prioriza protocolos sobre la dignidad humana”, señalaron los autores. Aunque Chiapas es pionero en tipificar la violencia obstétrica como delito desde 2014, el desconocimiento de las leyes persiste.

Llamado a la acción

Los resultados contrastan con estudios en Sonora y Oaxaca, donde las episiotomías no consentidas fueron más frecuentes. Los investigadores urgen a implementar capacitaciones al personal de salud, promover campañas de sensibilización y garantizar el acceso a información clara sobre derechos reproductivos.

“La violencia obstétrica no es un problema aislado; es un reflejo de desigualdades estructurales que requieren políticas públicas urgentes”, concluyeron.

Este trabajo se suma a la evidencia científica que exige transformar la atención obstétrica en México, priorizando el respeto, la autonomía y el trato humanizado hacia las mujeres.