El Movimiento de Comunidades, Barrios y Colonias de San Cristóbal rindió un homenaje póstumo al líder indígena Erasto Urbina, quien fue un dirigente indígena y político que hace un siglo creó los primeros sindicatos en San Cristóbal y el de trabajadores del Soconusco.
Al disertar la ponencia titulada “Erasto Urbina, vida y obra”, el director de Educación y Desarrollo para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Javier López Sánchez, afirmó que el dirigente “era un apasionado pacificador, un verdadero promotor de la paz, y por eso buscaba con ahínco la solución pacífica de los diversos conflictos. Era aguerrido, pero pacificador”.
Ante más de 100 personas reunidas en el Teatro Zebadúa, entre ellas el dirigente tsotsil Manuel Collazo Gómez, el también exdirector del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas manifestó que “uno de los métodos que usaba era el diálogo, hablar con todos, con los mestizos y líderes indígenas para buscar acuerdos”.
Sostuvo que “Erasto Urbina, de una gran trayectoria, fue un gran humanista de mucha sensibilidad y pensaba por el prójimo. Siempre estaba pendiente, preocupado y ocupado de la problemática en Chiapas, y particularmente en los Altos. Estaba preocupado por la esclavitud, porque parecía que así se vivía por el trato de los enganchadores, para llevar a los trabajadores a las grandes fincas del Soconusco”.
Urbina, quien murió en 1959, fue presidente municipal de San Cristóbal, también diputado local, fundador de los primeros sindicatos en San Cristóbal y el de trabajadores del Soconusco. Además fue agente de Migración de septiembre de 1928 a diciembre de 1935, así como jefe del Servicio Montado para vigilar la frontera. También destacó por defender los derechos de los peones que eran enganchados para laborar en las fincas ubicadas en distintas regiones del estado.
Al hablar en nombre de la familia, Francisco Urbina Zepeda señaló que a su padre “le tocó representar y ser portavoz de muchas gentes que estaban llevando a cabo un trabajo bien organizado”, no solo en San Cristóbal y los Altos de Chiapas.
“A mi padre le tocó escuchar bien para poder dar una respuesta, establecer un diálogo, una plática con respeto para que el acuerdo en las comunidades y con grupos de trabajadores se tuvieran claras sus palabras”, refirió.
Agradecido con el homenaje, expresó que para la familia “es algo muy lindo y muy emocionante sentir toda esta fuerza, porque no solo son ustedes, no estamos todos los que somos, somos muchos más, somos miles”.
Afirmó que Urbina “se abocó a la justicia, a tener mucha conciencia de las leyes y las normas, la base de toda actividad social. Nos sorprende y da mucha alegría. Lo sentimos vivo en el cariño y la memoria de mucha gente. Sin duda, mi papá está muy contento junto a mi mamá y mis abuelos, de ver que hay grandes avances”.
Subrayó que su padre “trató al máximo evitar pleitos y enfrentamientos, y trató de unir a los mestizos con los indígenas”.
Luis Urbina Zepeda, hijo de Erasto también y actual cronista de San Cristóbal, indicó que el homenaje a su padre “significa que vive en la memoria y el corazón de los pueblos indígenas, pero también en la memoria y el corazón del pueblo pobre de San Cristóbal”.
Continuó: “Tal vez ahí quedó el corazón de mi padre, que parece que no descansa en paz, sigue estando por acá trabajando a través de nosotros y de las personas que hemos hecho alguna vez alguna rememoración de su personalidad y de su obra, y que continuamos con ella en la medida de lo posible”.
En entrevista, dijo que Erasto Urbina “luchaba por la justicia que en esa época no se impartía de la manera debida, y eso le valió problemas muy serios, pero finalmente no se dio por vencido”.