Rosalinda, partera con 46 años de experiencia

A propósito del Día Internacional de la Partera que se celebra cada 5 de mayo, Rosalinda Pérez Roblero, que ejerce este oficio desde hace 46 años en Frontera Comalapa, expresó que para ser partera se necesita “un don, porque no cualquiera lo puede hacer”.

En entrevista, agregó: “Estoy muy contenta y agradecida con Dios que me haya dado ese don y por abrir los ojos para estar reunida con compañeras de diferentes municipios para compartir nuestros saberes y problemas, porque nos levanta el ánimo. Y con los logros que obtenemos más ánimos nos da”.

Rosalinda, quien es una de las voceras del Movimiento de Parteras Nich Ixim (el más grande del país con 600 integrantes de 35 municipios de Chiapas, incluidos 20 varones), contó que de niña quería ser médica o educadora, pero siguió los pasos de sus ancestros.

“Mi mamá Fabia era partera. Atendía en Motozintla, en la frontera con Guatemala, y mi abuelo era curandero. Mi bisabuela era partera… Uno se da cuenta de dónde viene la herencia. Yo digo que de ahí me viene la vocación. Yo ‘nací’ el primer bebé a los 15 años. La verdad disfruto mucho ser partera, me gusta. Es muy hermoso recibir a los bebés”, compartió.

Mencionó que no lleva las cuentas exactas, pero posiblemente en sus 46 años de oficio ha atendido más de mil partos. “Tengo dos libros viejitos de 100 hojas, con los nombres tres pacientes en cada lado y en cada hoja hay seis registros”.

Pérez Roblero comentó que desde 2014 comenzaron las parteras a organizarse, “porque no nos reconocían las autoridades y porque buscaban dividirnos”.

En esa época, dijo, “nos organizamos y a nuestra agrupación le pusimos como de nombre ‘Pequeño corazón’ (Nich Ixim), porque son puros bebés los que recibimos”.

Señaló que lo que han exigido las parteras desde hace muchos años es que “nos tomen en cuenta de por vida, que nos den seguro y nos den la libertad de trabajar sin peros; que no nos discriminen y que se nos permita registrar a los niños”.

Reiteró que “muchas mujeres quieren atenderse con parteras y están en su derecho. Si las mujeres no tienen dinero, a mí me pagan con un litro de frijol o cinco litros de maíz. Si no tiene, no las voy a dejar morir”.

Expresó que debido a la situación de violencia que se vive en municipios de la frontera y la sierra, “ya no hay muchas embarazadas porque se ha ido mucha gente. Antes bajaban muchas mujeres de la sierra”.

Comentó que dos de sus cuatro hijos nacieron con partera. Solo una es mujer, pero no le gustó la partería.

-¿Es decir que contigo va a acabar la tradición de la familia? —se le preguntó.

-No, porque ya viene la nieta (de seis años) y le llama la atención el oficio. Hay esperanzas. Le gusta. Habla mucho de embarazadas y de bebés —respondió emocionada.