San Francisco, de las iglesias más visitadas

La iglesia de San Francisco de Asís, cuya celebración religiosa se realiza el 4 de octubre, es de los templos que visitan los turistas durante su estancia en esta ciudad.

Atracciones

De esta manera, cientos visitan la iglesia localizada en las inmediaciones del mercado de dulces y artesanías.

A tres cuadras del centro de la ciudad, la iglesia de San Francisco de Asís con el paso del tiempo aún conserva su belleza y esplendor.

En su interior se pueden observar retablos estilo barroco y pinturas al óleo en forma de medallones, además del púlpito de características únicas.

El edificio localizado sobre la avenida Insurgentes, a tres cuadras del centro de esta ciudad, tiene retablos de estilo churrigueresco, con obras de Valladares, Santaella, Aguilar y varios marcos y pinturas en lámina.

Incidentes

En 1982 un rayo abatió gran parte del artesonado del presbiterio, sin ocasionar mayores daños al edificio, deterioros que fueron reparados posteriormente.

El bien recordado cronista adjunto de esta ciudad, Manuel Burguete Estada, escribió que los franciscanos, monjes de la Orden de San Francisco de Asís, tenían en 1566 siete conventos que formaban la provincia del “Santísimo nombre de Jesús”, en Guatemala.

Estos conventos estaban situados en la zona del Soconusco en Chiapas y en la Verapaz de Chapinlandia.

Creación

Fue en 1577 cuando los franciscanos llegaron a Ciudad Real, hoy San Cristóbal de Las Casas, a fundar su convento por invitación de Fray Pedro de Feria, obispo de la Diócesis de Chiapas.

Indica que “para que los seráficos franciscanos levantaran su convento, el regidor Luis de Mazariegos, hijo de Diego Gaspar de Mazariegos, fundador de esta ciudad, les regaló seis solares y el obispo de Feria los recibió con gran satisfacción y les encomendó como doctrina el pueblo de San Felipe Ecatepec y los barrios de San Antonio y San Diego”.

Que el decreto oficial para la posesión de los terrenos donde se levantaría el convento fue otorgado gracias a las gestiones de fray Juan de los Reyes, superior de los franciscanos, quien fue comisionado para realizar las gestiones de rigor.

Muchos españoles prometieron ayudar a los frailes de San Francisco con el cuatro por ciento de los intereses de las encomiendas.

Por un buen tiempo, señala el investigador, los frailes atendieron a algunos pueblos de Yucatán y hasta erigieron otro convento en Huitiupán, dedicado a la asunción de la Virgen y una humilde iglesia en Totolapa.

Catolicismo

Menciona que en “Ciudad Real, cuatro frailes resultaron insuficientes para atender, incluso a muchos indios mexicas descendientes de aquellos que vinieron a conquistar estas tierras junto con Mazariegos, Francisco Ortés de Velasco y Andrés de la Tovilla”.

Burguete Estrada revela que el terreno del convento se entregó oficialmente el 15 de junio de 1577. Pero las obras para construir tanto el convento como la iglesia de San Francisco se iniciaron hasta 1579 y terminaron totalmente entre 1586 y 1590.

Un siglo más tarde, se comentaba con alegría que tanto la iglesia de San Francisco como el convento contiguo, que fue dedicado a San Antonio de Padua, tenían suficiente número de religiosos y que era el lugar preferido para frailes llegados de Guatemala y Yucatán.

Edificio

Dice el investigador que la iglesia de San Francisco es un edificio que, según los conocedores, carece de interés arquitectónico. Es de una sola nave cubierta con techo de madera, recientemente renovado.

El presbiterio está separado de la nave por dos contrafuertes que no alcanzan la altura total del muro.

Su techo en forma piramidal, o sea, a cuatro aguas, tiene una mayor altura y que el techo de la nave a la izquierda, es decir, del lado del evangelio, se abre algo así como una enorme capilla.

Los muros de la iglesia están construidos de ladrillo y piedra sin labrar cubierta de argamasa de cal.

En el muro sur del templo se descubre las huellas del ex convento de San Antonio de Padua, edificio de dos plantas y con grandes espacios interiores. 

Para la seguridad del muro norte de la nave se construyeron contrafuertes, los cuales no alcanzan la altura total del edificio.

Se ignora, señala, cómo fue el primitivo convento de San Antonio, contiguo a la iglesia de San Francisco, que se destruyó en la segunda década del siglo XX, y quedan algunas fotografías amarillentas, donde puede observarse que era un edificio de dos pisos con cuatro amplios corredores y demás dependencias.  

 Escuela

Agrega que se utilizó para la enseñanza y que ahí estuvo la escuela de “San Luis Gonzaga”, que atendió el maestro José María Santiago.

Fue sede del Seminario Conciliar de Chiapas, de las religiosas de Santa Brígida, de los hermanos Maristas y de algunos misioneros jesuitas.

Tal parece que en el edificio se alojó también la imprenta “Juana de Arco”, que atendía el minorista francés, don Basilio Plantier.

En 1738 fray José Vital de Moctezuma, uno de los obispos más ricos que hayan llegado a esta diócesis, le dio a la iglesia lámparas de plata, campanas, 200 pesos oro para el retablo mayor y varios ornamentos para el convento.

Reparaciones

El obispo Vital de Moctezuma pagó por tres años un albañil y dos peones y mucha madera para que mantuvieran el convento en buenas condiciones. 

De 1902 a 1911 el obispo Francisco Orozco y Jiménez hizo valiosas reparaciones a estas joyas arquitectónicas.

Para desgracia de los coletos, dice el cronista, el 14 de septiembre de 1914 llega a Chiapas la temible División 21 al mando del general Jesús Agustín Castro y la soldadesca que tomó por asalto el convento y lo convirtió en cuartel.

Carrancistas

Los carrancistas destruyen todo. Quemaron pisos, ventanas y puertas para calentarse del intenso frío que se siente es esta ciudad, especialmente en estas fechas de invierno.

El general Juan Jiménez Méndez, “el verdugo y asesino de Jacinto Pérez Pajarito, el último líder chamula” que participó en la guerra San Cristóbal-Tuxtla de julio a octubre de 1911, fusilado salvajemente el 22 de octubre de 1914, dio órdenes de convertir al convento en una enorme trinchera para los combates que sostuvo con la guerrilla de Tiburcio Fernández Ruiz y con Tirso Castañón.

Dice que miles de balas recibió el convento de San Antonio y por la acción depredadora de la soldadesca carrancista no quedó piedra sobre piedra de este bellísimo edificio.

Perdido el convento de San Antonio, la iglesia de San Francisco perdió también mucha de su belleza arquitectónica.

“Hoy la vemos incluso como una iglesia ‘fea’, pero tuvo tiempos de belleza y de esplendor”.