La Semana Santa tiene un significado especial para la familia Chacón Jiménez, en Tuxtla Gutiérrez. Con el paso de los años ha mantenido viva la tradición, de origen zoque, de celebrar una de las festividades más importantes para la religión católica: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Nietos, hijos, primos, tíos, hermanos, amigos, vecinos y conocidos, se reúnen el jueves santo para elaborar un gran altar a Sangre de Cristo, una imagen religiosa que se estima tener más de 100 años de ser resguardada por esta familia, pasando de una generación a otra.
Desde muy temprano los hombres se reúnen para recolectar hojas de tempisque y de caoba para elaborar los enrames (somes), los cuales sirven para el altar. También cortan la flor de mayo, para ponerle algo de color y aroma. Posteriormente, acuerdan llegar a la casa ubicada en el barrio Las Canoitas.
Las mujeres, por otra parte, se encargan de preparar el desayuno, el rico pozol frío para el mediodía y la comida, porque así lo dice la tradición. Los alimentos son preparados a lumbre de leña, por supuesto, solo comida zoque: shuti o caracol de río, así como el mole de camarón.
Un poco de historia
La imagen de Sangre de Cristo ha pasado de una generación a otra en la familia. Aunque no hay un dato exacto, se calcula que podría tener 100 años o más. Don Jesús Chacón, el jefe de familia, es quien heredó de sus abuelos a dicha imagen de Cristo, quienes también hicieron esta festividad durante toda su vida.
Cuenta que la imagen fue escondida hace varias décadas, quizá durante los años 50 o 60, cuando un gobernante en Tuxtla Gutiérrez, que profesaba una religión diferente a la católica dio la orden de quemar a todos los santos, los más representativos.
Fue así que esta y otras imágenes, como San Pascualito, fueron escondidas por algunas familias para que no fueran quemadas o destruidas, lo que afortunadamente se logró, lo cual hace todavía más importante el significado para sus dueños, ya que es parte de su historia, fe y religión.
Domingo de Pascua
El altar debe permanecer los cuatro días principales de la semana; el viernes se cambia la ensarta de flor y llegan únicamente los integrantes de la familia, aunque cualquier persona puede visitar. El domingo es el día que se levanta y limpia todo, a la espera del siguiente año.
Cuenta don Jesús que, al finalizar el domingo de Pascua, el Cristo debe ser bajado de su camarín para ser cambiado de ropa, lo que representa todo un ritual que debe hacerse con mucho cuidado y respeto, cuyos encargados son los hombres mayores de familia.